La instrucción de la Gu?rtel llega a su fin, y Rajoy puede darse por contento. Acreditada la red de financiación ilegal, la implicación de lleno en ella del aparato financiero del PP y parte de su estructura, el lucro del partido, y los pagos realizados por éste a sus cuadros, si el juez Ruz fuera un cazador habría disparado a la cabeza en lugar de hacer una cirugía no invasiva que deja indemnes órganos vitales. Su instrucción ha sido tan determinada como prudente, lo cual es de agradecer, pues el principio de intervención mínima que rige el derecho penal debe aplicarse sin dejarse influir por la alarma social. Si Rajoy y su partido se hubieran topado, por ejemplo, con una juez Alaya que fuera a por ellos, puede que él no estuviera ya en la Moncloa y que el PP estuviese sometido a un plan de reconstrucción de regiones devastadas. La reacción de Rajoy debe de haber sido: ¡uuufff...!
