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Joaquín Rábago

Los herederos de Heidegger

Resulta sorprendente que un filósofo como Martin Heidegger que tanta afinidad parece haber mostrado con el nacionalsocialismo haya podido ejercer una influencia tan profunda en pensadores de izquierda, sobre todo en Francia: Derrida, Sartre, Foucault, entre muchos otros. Pero ahora el mundo ha descubierto que quienes administran su legado, entre ellos su hijo, el historiador Hermann Heidegger, se han ocupado sistemáticamente de borrar huellas de ese pasado.

La polémica en torno al antisemitismo del pensador alemán ha vuelto a estallar a raíz de la reciente publicación en Alemania de sus Cuadernos Negros. El responsable de la edición de los Cuadernos, Peter Trawny, afirma haber descubierto ya en 1995, mientras trabajaba en ellos, un pasaje en el manuscrito en el que el filósofo se preguntaba en qué podría basarse "la peculiar predestinación de los judíos a la delincuencia planetaria".

Según el semanario 'Die Zeit', Trawny pidió que le dejaran incluir esa frase en la edición que preparaba, algo a lo que se negaron tajantemente tanto el hijo del filósofo como el profesor Friedrich-Wilhelm von Herrmann, que había sido el último asistente de Heidegger. Lo justificaron argumentando que no se trataba de una edición histórico-crítica de la obra completa del filósofo en la que pudiesen cotejarse las distintas versiones sino que sólo tenía cabida el texto definitivo, revisado por el propio Heidegger.

Tan escandalosa frase, claramente racista, falta también en la copia del manuscrito de Heidegger que preparó para él su hermano Fritz. Se sabe que el autor de Ser y tiempo revisaba siempre las copias que ése hacía, por lo que existe la sospecha de que el propio autor retocó el manuscrito para que no la incluyera. Una joven filósofa, Sidonie Kellerer, detectó una manipulación similar en el texto de una conferencia que pronunció Heidegger en Friburgo en 1938 y que se incluyó en su obra Holzwege ("Caminos del bosque"), publicada en 1950.

Heidegger, que fue miembro del partido nazi hasta 1945, intentó convencer a sus lectores en 1950 de que había criticado públicamente la ideología nacionalsocialista doce años antes al avisar sobre los peligros de la técnica moderna. Kellerer dudó, sin embargo, de la versión publicada en Caminos del Bosque, buscó en el archivo literario de Marbach donde se conservan los manuscritos del filósofo y encontró la primera versión de aquella conferencia, que difiere en varios pasajes del texto allí incluido.

En la versión de 1938, retocada en posteriores versiones, Heidegger instaba a sus compatriotas a combatir las formas "degeneradas" de la subjetividad, sirviéndose de la "movilización total". En la versión de 1950 hablaba del "imperialismo planetario del hombre organizado técnicamente" y del "dominio técnico sobre la Tierra", algo que no figura en el manuscrito original.

Heidegger se jactaba además de haber criticado en su día el nacionalismo como "punto culminante" de una modernidad dominada por la técnica. Die Zeit da otros ejemplos de manipulación de sus propios escritos por Heidegger y acusa a los administradores de su legado, su hijo Hermann y su nieto Arnulf, este último abogado, de controlar todo lo que se publica e impedir incluso a los investigadores examinar ciertos originales que desmienten algunas afirmaciones autoexculpatorias del filósofo.

A quienes trabajan sobre Heidegger les gustaría, por ejemplo, conocer el texto de las conferencias que pronunció en 1936 en la Roma fascista o entre 1939 y 1941 ante sus colegas de la Universidad de Friburgo, de la que fue algún tiempo rector, pero se topan con opacidad y todo tipo de dificultades por parte de los herederos del filósofo. Una de las condiciones más grotescas es la que establece que las traducciones a otros idiomas no podrán ir acompañadas de prefacios o epílogos explicativos o interpretativos, lo que constituye, según sus críticos, una forma descarada de censura.

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