El juez Castro ha reaccionado con rapidez y cintura a la bomba de relojería que suponía la imputación por la Audiencia del edil del PP de Valencia Alfonso Grau, que no había podido ejercer su derecho de defensa durante la instrucción.

Castro podía haberse limitado a rechazar el recurso de Grau y seguir con el calendario previsto de entrega de los escritos de acusaciones, que acababa el miércoles 26. Pero ha optado por reabrir la causa e interrogar como testigos a 15 personas propuestas por el vicealcalde de Valencia.

El artefacto ha sido desactivado: Grau no podrá pedir el primer día de la vista oral del caso Nóos una nulidad de lo actuado desde el día en el que se desatendió su solicitud de pruebas de descargo. Tampoco podrá reclamar amparo ante el Tribunal Constitucional por una indefensión que ha sido subsanada a tiempo.

En la instrucción del caso Nóos se han respetado, hasta la extenuación, las garantías procesales de las partes que han usado profusamente de su derecho a recurrir las decisiones del juez, incluso las más nimias y lógicas.

Las pesquisas no podían malograrse al final por impedir a un imputado ejercer su derecho de defensa. Por eso el juez ha decidido reabrir el sumario.

Por otro lado, el fiscal Pedro Horrach anunció el martes en una entrevista que en su escrito de acusación dedicará un apartado a defender la inocencia de la infanta Cristina.

Horrach tildó de artificiosa y alambicada la fundamentación hecha por la Audiencia para imputar a doña Cristina el cooperar con su marido en dos delitos fiscales.

El fiscal está en su derecho de amparar a la Infanta, aunque sea insólita mantener esa postura en un escrito de acusación. Horrach ya ha dicho que, por él, la duquesa de Palma no debería ir a juicio.