Empiezan a surgir advertencias de los organismos internacionales respecto de posibles daños a la salud de las bebidas llamadas energéticas. En el fondo, estas bebidas son la plasmación de dos mitos de este tiempo, el de la potencia y el de la velocidad. Algo así, en cuanto a la potencia, como una modalidad menor y de bajo costo de los superpoderes de los superhéroes. En cuanto a la velocidad de procesamiento de la mente, como mito también reinante, no deja de ser una proyección de la de los ordenadores, que como cualquier deidad están hechos a imagen y semejanza del hombre pero luego pasan a ser el espejo en el que se mira. Aunque las vías para el conocimiento verdadero están asociadas a la lentitud, a quedarse detrás del flujo y la turbulencia, ésa es ya una causa perdida. En realidad el mal no está en las bebidas energéticas, sino en los valores de potencia y urgencia a los que sirven.