Hoy y aquí no voy a referirme a la brutal violencia que soportan las mujeres en países como Afganistán, Irán, Pakistán, Nigeria: lapidaciones, asesinatos, mutilaciones, secuestros€ Ni tampoco voy a referirme a la violencia machista que sigue vivita y coleando en países civilizados como el nuestro: violencia doméstica, mobbing, malos tratos, asesinatos€ Y donde, aunque aumenta el número de españoles/las que consideran tal violencia como una grave lacra social, sigue siendo significativo el índice de ciudadanos/as que siguen pensando que se trata de "un problema particular dentro de la pareja". Voy a centrarme en la violencia machista entre los adolescentes, que haberla hayla.

El motivo es haber accedido a una reciente investigación realizada por el Instituto Andaluz de la Mujer en el colectivo de estudiantes de 3º y 4º de ESO, jóvenes de distinto sexo, de diversos estratos sociales y de centros públicos, concertados, privados, laicos y religiosos. Sus resultados, como mínimo son preocupantes. Les expongo algunos de ellos. El 24% de los jóvenes se muestran de acuerdo con que el lugar de una mujer está en su casa con su familia. Los grados de acuerdo de las chicas se disparan, hasta alcanzar incluso más del 20% (y en los chicos hasta rondar el 28%) cuando se les plantea que "el lugar más adecuado para la mujer es en su casa con su familia" y que "no es propio de los hombres hacerse cargo de las tareas del hogar".

Los resultados nos muestran un elevado porcentaje de adolescentes que ven la realidad a través de una gruesa lente sexista. Señala el estudio, que también depara otros resultados tales como que el 10% de los jóvenes andaluces creen que es el hombre el que debe tomar las decisiones importantes en la pareja, que más del 20% creen que la mujer es más débil que los hombres y que el 50% de los jóvenes creen que la mujer aguanta la violencia de género. Aumenta el número de adolescentes que reconocen haber sufrido situaciones de violencia de género, sobre todo a través de las nuevas tecnologías de la información y comunicación, según ha resaltado el consejero. Un 61% de las jóvenes han sido víctimas de la violencia machista a través del móvil y las redes sociales y un 25,1% dicen ser controladas por su pareja a través del móvil.

Puede llamar la atención que los resultados sean muy similares, las diferencias son de matiz, independientemente del estrato social o de que el centro sea público o privado e incluso laico o religioso (incluido católico). ¿Cómo explicar tales resultados, que son muy similares a investigaciones realizadas en otras Comunidades y que mucho me temo serían casi idénticos si tal estudio se aplicara en Balears?

Según los mismos adolescentes, mediante preguntas indirectas, hacen referencia repetitiva a los "modelos" que se retransmiten a través de los medios de comunicación, especialmente los ligados a las nuevas tecnologías (Internet, Facebook, twitter, skype, youtube€). De sus contextos y entornos familiares no manifiestan influencias relevantes, pues en general los discursos "oficiales" son distintos a sus comportamientos intra y extrafamiliares. Sus contextos y redes de amistades son básicos. Por último, la posible influencia de los centros educativos no dependen de su naturaleza, sino del profesor/a concreto/a, y del ambiente que se trasmite desde la dirección.

Es una simple constatación (exceptuando honrosas y dignas excepciones individuales, grupales, y/o organizaciones de diversas naturaleza) la crisis de valores cívicos básicos (de raíz laica, religiosa o de cualquier otra índole); valores que se supone van conformando nuestra manera de ser y de actuar, de vivir y de convivir. Por desgracia, basta observar el espeluznante espectáculo que ofrece la realidad de nuestro mundo y de nuestra humanidad. La ley dominante es la explotación de los recursos y personas, aplicada con rigor por los grandes intereses monopolísticos, por las macro corporaciones€ y gobiernos "amigos". A pequeña escala, se repite el modelo también en nuestra Comunidad (y también con excepciones). La violencia machista de los adolescentes no es más que un reflejo de lo que ven y maman cotidianamente del mundo de los adultos. Si es así ¿cómo extrañarnos ante determinados comportamientos de los adolescentes, léase nuestros hijos/as?