Las 2.000 solicitudes que tramita a diario en Balears el Servicio Público de Empleo Estatal son insuficientes para atender la demanda propia de esta época del año. La única forma de sortear la espera es recurrir a internet

España es el país de las colas y Balears no logra esquivar esta mala práctica de la espera injustificada pero incrustada en los modos sociales y las relaciones pública. Hay que hacer cola casi para todo. Incluso para vivir o, cuando menos, subsistir. El objetivo se vuelve más dañino cuando el logro a obtener está en manos de la Administración. Entonces no queda más alternativa que la de contradecir con el propio comportamiento el adagio popular que indica lo contrario y no desesperar con la espera. Si lo haces, estás perdido. La burocracia y las prácticas arcaicas te han derrotado.

Estas semanas se vive en Balears un particular caso de la puesta en escena callejera del rosario humano en busca de remisión y derechos adquiridos. Es fruto de la época y el lugar, sin que la experiencia acumulada haya logrado lubricarle fluidez y solvencia inmediata acorde con los tiempos y la necesidad. Si, hablamos de las colas del paro, consolidadas ya como inevitables. Es el reverso del panorama laboral de este archipiélago. Dejar en regla la percepción del subsidio de desempleo debería ser más fácil y digno.

En octubre empiezan a cerrar los hoteles y en noviembre, si el clima se mantiene como este año, es posible que no lleguen los apreciados esclatassangs pero las colas que vierten las oficinas del Servicio Público de Empleo Estatal (Sepe) vuelven a aparecer puntuales y molestas. Incluso desesperantes. Estos días se tramitan en Balears unas 2.000 peticiones diarias de desempleo. En algunas oficinas la lista de espera, casi emulando al Ib-Salut, se prolonga hasta principios de diciembre con un agravante plasmado en la decisión de cerrar el próximo día 28 los pagos a abonar en la primera quincena de diciembre. Hay quien ya sabe pues que, pese a haber agotado su contrato, las vacaciones y tener todos los papeles en regla, no podrá cobrar hasta después de Navidad.

El atasco, con ser considerable, se presenta todavía como mal menor porque este año se cuenta con el beneficio de un cierre de temporada turística más dilatado y por tanto una afluencia algo espaciada a las oficinas del desempleo. Se advierte, en este sentido, que todavía no se ha alcanzado el verdadero punto álgido de la situación. Las colas se intensificarán. Otra invitación a la paciencia y a no desesperar, aunque haya sobrados motivos para ello.

Las 25 plazas de refuerzo habilitadas por el Sepe han resultado claramente insuficientes para afrontar la avalancha. La única alternativa factible que se ofrece es la de tramitar la petición vía telemática, a través de internet, pero esta, según se ve, es una práctica que todavía no está extendida de forma suficiente. Sería interesante por tanto dar con una fórmula que fuera capaz de combinar y confluir las dos vías de acceso y acabar de este modo con las escasamente dignas colas de paro, tanto físicas como virtuales, que se observan estos días en las principales poblaciones de Balears. La falta de previsión que se demuestra no está justificada. El problema se ve venir cada año.