El vicealcalde de Valencia convoca ruedas de prensa porque le da la gana. Según Rita Barberá, su jefa, se trata de un señor en toda la extensión de la palabra, un señor que no necesita de la política para comer. Ha llegado ya comido a ella, como el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Javier Rodríguez. El vicealcalde, de nombre Alfonso Grau, parece menudo, nervioso y agresivo, como si se lo ha sacado Rita Barberá de su cardado. Se lo imagina uno perfectamente viviendo en la cabeza de la alcaldesa. Antiguamente, cuando a alguien le salían piojos, se decía que se le había roto la piojera, pues había una creencia popular según la cual todos teníamos en el cuero cabelludo una bolsa en la que vivían esos parásitos. Si te dabas un golpe, la bolsa se abría y se te inundaba la cabeza. Los piojos salían cabreados, claro, porque llevaban ahí encerrados toda la vida.

Alfonso Grau transmitió la impresión, en la rueda de prensa que convocó porque sí, porque le daba la gana, de llevar mucho tiempo preso en el cardado de Barberá. Más que en el cardado, en su cerebro, pues lo cierto es que a medida que uno se fijaba en él le parecía una creación de la alcaldesa, un homúnculo que había saltado de la ficción a la realidad. Tenía esas reacciones de buena familia de toda la vida que tanto le gustan a doña Rita, además de la chulería propia de quien está acostumbrado a mandar y que solo se mete en negocios sucios cuando los negocios sucios son de altura. El caso Nóos, por poner un ejemplo. Ahí es nada, emparentar con Urdangarín, el cuñado del rey, esposo de la infanta y duque de algo. El caso es que el homúnculo negó estar imputado. Pero lo está.

También los hombros de Cotino, otro individuo de bien, perteneciente a una de las familias más conocidas de Valencia, han de soportar estos días cuatro imputaciones. Resulta, vaya, que es un presunto delincuente. ¿Pero se pringa con cualquier cosa? No. Se pringa con el viaje del Papa, como un señor. Entre la delincuencia también hay clases. No vamos a permitir que con el Papa o con el cuñado del rey se forre un chorizo cualquiera. Valencia es una comunidad de señoras y señores. ¿Cuántos homúnculos quedarán aún en el cardado de la alcaldesa?