La Comisión Europea acaba de emitir una crítica demoledora de la reforma laboral del gobierno del PP. La autosatisfacción de Rajoy se queda en voluntarismo solipsista, porque la suya no fue la politica esperada por el ejecutivo europeo. La "única respuesta adecuada", los "deberes" hechos y todo el argumentario de los propagandísticos "selfies" difundidos, se han venido abajo ante la petición europea a España de una nueva reforma del mercado laboral para reducir diferencias entre los contratos indefinidos y los temporales, porque el proceso de ajuste salarial ha sido lento e ineficaz, además de injusto y agravatorio de la desigualdad. Lo que estos términos describen es el suspenso de un test de estrés laboral en el que la autoridad comunitaria no reconoce en absoluto la idoneidad de los "sacrificios" inducidos por el PP.

En definitiva, exigen reformar la reforma. Además del descrédito político que implica denegar el respaldo instado por Rajoy en todos los tonos de la escala del "sí mayor", esta inesperada reacción de la CE (que ya incluye un comisario pepero) puede ocasionar una cadena de impugnaciones y recursos ante los órganos pertinentes, con exigencias indemnizatorias por el daño causado a los trabajadores con contratos temporales, "golpeados de manera desproporcionadamente dura"... "en el curso de una masiva destrucción de puestos de trabajo". Hay que insistir en que no es un lenguaje de matices sino incriminatorio. ¿Qué respuesta tiene el gobierno español, si es que se siente llamado a emitirla? Muy difícil será repetir que la reforma era "ingrata pero imprescindible", cuando la Comisión Europea se muestra tan contrariada y hasta avergionzada.

Hay errores de gobierno que pueden comprenderse hasta cierto punto en un contexto de cambio pendular y acelerado como el que vivimos en España y gran parte de Europa. Lo imperdonablen es lo que precariza las condiciones de vida y trabajo de los más vulnerables. Una crítica como la recién caida sobre la gobernanza española podría acarrear en otros estados la dimisiòn del gobierno y la convocatoria de elecciones. Aquí, es posible que ni siquiera traiga el cese de la ministra de Empleo, como chivo expiatorio. Al presidente le crecen los enanos todos los días y en todos los asuntos. Lo insoportable para el país es que también caiga el mayor "logro" vendido por él y su gabinete de imagen, el mayor y el único con el que pensaba llevar a las eleciones: una reforma laboral "salvadora del país", de cuya corresponsabilidad huye Europa como alma que lleva el diablo.