El otro día se incendió el Banco de España porque a la realidad a veces le gusta ponerse simbólica. La realidad (lo que llamamos realidad, en fin) posee un pensamiento autónomo, como la lengua. El hecho de que la hayamos construido nosotros no significa que deba obedecernos.

Cuando al Banco de España le da por incendiarse, se incendia sin pedirnos permiso. El incendio, siendo literal, posee en estos momentos una carga metafórica tan importante que cuesta creer en la inocencia de la realidad. Acaba de suceder también con Francisco Granados, que ha dado con sus huesos en una cárcel inaugurada por él hace cinco o seis años. Muchos lo llaman justicia poética, pero se trata del pensamiento simbólico de toda la vida. A Granados, por cierto, lo van a desmedallar, un verbo que no aparece en el diccionario de la RAE. Significa que están a punto de desposeerle de la Gran Cruz de la Orden del Dos de Mayo, que le colocaron en el pecho hace un año o así. Estamos hablando de la distinción más importante que otorga la Comunidad de Madrid. Se la inventó Esperanza Aguirre, fíjense, para premiar conductas ejemplares y ejemplarizantes. Otro símbolo del talento de la expresidenta.

Hablando de la RAE, resulta que en la versión digital de su diccionario aparecen las mismas palabras que en la de papel. Es decir, no hay términos gratuitos y términos de pago, como ocurre en algunos periódicos con determinados textos. Ahora bien, de seguir el modelo de estos periódicos, ¿por qué palabras habría que pagar? He aquí una gran pregunta (con perdón) para la que servidor no tiene respuesta. Da igual.

¿No habíamos quedado en que eran más importantes las preguntas que las respuestas? Pues esta (con perdón de nuevo) es de antología.

El hecho es que desde enero la luz ha subido un 18%. Significa que mucha gente va a pasar este invierno un 18% más de frío que el invierno pasado. Eso a quien le quede aún un porcentaje que perder. El frío, como el incendio del Banco de España, es literal, pero tiene asimismo un carácter simbólico. Hay una palabra que el Gobierno usa poco, como si tuviera que pagar para acceder a ella. Nos referimos a "nacionalización". No es lógico que el calor esté privatizado, sobre todo cuando sus dueños lo manejan con esa desvergüenza.