¿Viajaría usted antes a un país con cinco casos de ébola bajo control o a otro con un número indeterminado de casos? Los hoteleros, que nunca han destacado por contagiarse de la inteligencia, advierten sin embargo contra el "alarmismo", que en su jerga se traduce por "información". Los industriales del turismo quieren decir que no puede culparse a un Gobierno de derechas de una gestión del virus mortal que avergonzaría a Torrente. En cambio, hay que anunciar el apocalipsis si un ejecutivo de izquierdas implanta una tímida ecotasa.

La junta hotelera produce más alarmismo que una infección. Y además se equivoca, aunque este factor jamás haya afectado a sus presagios. La realidad viaja en sentido único, pero la docilidad de la prensa ante los traslados de enfermos favoreció un protocolo pletórico de agujeros. Este fenómeno ya se registró en Estados Unidos en vísperas del 11-S. Un poco de alarmismo hubiera sido beneficioso, pero los periodistas crédulos aceptaron sin titubear la versión seráfica de Ana Mato, la ministra a la que nadie compraría un Jaguar usado.

El innombrable consejero de Sanidad de Madrid ha empeorado la situación, pero tampoco será denunciado por los hoteleros al tratarse de un cargo del PP. Se ha resaltado su desprecio hacia una víctima que trabajó por encima del deber, pero es igualmente intolerable cuando se jacta de que en el primer misionero se aplicó idéntico protocolo y no se registraron contagios, felicitándose a continuación del método usado. Según este fascinante razonamiento, ningún coche se ha estrellado a 150 kilómetros por hora, pues otros vehículos han circulado a esta velocidad sin sufrir un percance. El contagio ha ocurrido con este protocolo, y no con otro distinto.

El primer mecanismo que falló para que Rajoy incorporara el ébola a su catálogo de plagas fue la información. Bienvenido el alarmismo purificador, como bien sabía el juez americano Brandeis al sentenciar que "la luz del sol es el mejor desinfectante". A propósito, ¿es alarmista que los doctores Jeremy J. Farrar y Peter Piot se refieran en el último número del New England Journal of Medicine a la "actual epidemia de ébola, que corre el grave peligro de propagarse en una espiral descontrolada"?

La información transmitida víricamente al mundo sanitario dificulta el contagio del ébola, igual que ocurrió con el sida. Ahora bien, un alarmismo bien dosificado obliga a recordar a los fumadores que corren riesgos más urgentes que el virus.