El portazo de Cristòfol Soler al PP únicamente es noticia para las escasas personas que pensaban que seguía en el partido. Son las mismas que creen que Elvis ha muerto. El exiliado ha sido el único president decente que los populares han aportado a Balears, pero el respeto a la historia obliga a constatar que el gesto más valiente de su carrera política ha consistido en abandonarla. Por desgracia para la comunidad, se dio más prisa en marcharse del Consolat en cuanto se lo ordenaron los golpistas. Llevaba un año escaso de regeneración política, tras el que fue apuñalado por Matas mientras Cañellas lo agarraba para que encajara indefenso el avío. Los hoteleros en masa jaleaban la ejecución.

Soler dictó en el Govern la ley de incompatibilidades. Ahora se aplica sumariamente un texto que no rige para Bauzá, el hombre que entiende la presidencia de Balears como un negocio más y que protagoniza según su antecesor "un enfrontament encarnissat" contra la sociedad. Esta verdad irrefutable no oculta que Soler fue derrocado en 1996 por los suyos, igual que Margaret Thatcher. Ha tardado dos décadas en asumirlo. Recuerdo la vergüenza ajena que sentí, y no solo como votante del PP, cuando militantes del partido conservador abuchearon al entonces president en Son Moix, durante un mitin triunfal de Aznar.

Soler vuelve a marcharse, víctima de Pinochet sin llegar a Allende. Su partida refresca la nostalgia de los tiempos en que un alto cargo del PP podía militar simultáneamente en la Obra Cultural o el Gob. Hoy solo son compatibles con la Asociación del Rifle. Y con una farmacia para forrarse el riñón, por supuesto. El president eventual se aisló en el Consolat con su elegancia expresiva, una cierta visión de Mallorca, y el tono educado que lo convierte en la figura simétrica de Félix Pons, indigestos ambos para sus respectivas ortodoxias. Al PP no le preocupa la marcha del expresident. Se comporta todavía como el partido que podría colocar al frente de Balears al palo de una escoba, una hipótesis verificada con reiteración por la genealogía del Govern.