Algunos dirigentes de comunidades autónomas se niegan a mantener abiertos los comedores escolares en verano, como ha recomendado muy atinadamente la defensora del pueblo, porque a su juicio no es cierto que haya hambre en su región. Es el caso de Madrid, comunidad gobernada por el PP. La cruda realidad es sin embargo la que es: de nuevo esta semana una institución de prestigio, la UNICEF en este caso, se ha ocupado de la cuestión: en el informe "La infancia en España 2014. El valor social de los niños: hacia un pacto de Estado por la infancia", se refleja que en nuestro país la dotación presupuestaria destinada a la infancia desde 2007 ha caído un 6,8% y un 14,6% desde 2010 hasta 2013. Y a consecuencia de ello, un total de 2.306.000 niños „el 27,5% del total„ viven en España bajo el umbral de la pobreza; además, los hogares con hijos son "significativamente" más pobres que los otros, con lo que las desigualdades causadas por la crisis económica son "más evidentes" en el caso de la población infantil. Es obvio que el problema que se refleja en este relato de la situación no se remedia abriendo comedores infantiles, pero sería muy estimulante que los responsables políticos demostraran ser sensibles a una realidad que no es incompatible con la buena noticia de la salida de la crisis pero que debe ser abordada con el interés y el rigor necesarios.