El pasado día 11 de junio un "Grup d´opinió d´arquitectes" escribió su "opinión" „no podía ser de otra manera llamándose Grup d´opinió„ acerca de la conveniencia o no del proyecto de plan director del puerto de Palma y su consiguiente futura ampliación. Si somos capaces de resumirlo con acierto podremos decir, y siempre según su opinión, que la ampliación es desafortunada no sólo por no recuperar la superficie que hace años se ganó al mar para la creación de los muelles comerciales (que son la prolongación del moll vell), sino también por ocupar superficie del mar con la creación de una nueva dársena deportiva junto a los muelles comerciales actuales.

Podemos estar totalmente de acuerdo con el deseo de eliminar la superficie de los muelles comerciales. Qué cosa mejor que liberar a la catedral y a las murallas de los inconvenientes de los elementos urbanísticos que la profanan, es decir, qué cosa mejor podremos hacer que transformar a Palma en la ciudad que fue. Seguro que todos queremos que Palma recupere su carácter. Pero para ello, a lo mejor hemos de demoler el moll vell, el paseo marítimo, la Riera€ Tal y como propone el Grup d´opinió: "Es una excelente oportunidad para eliminar tan desafortunada plataforma y recuperar el trozo de mar que bañaba el conjunto monumental". ¿Pero quizá sea mejor demoler la muralla y la catedral? ¿O quizá fuera mejor demoler una sí y la otra no? ¿Dónde está y cuál es esa ciudad de la que todos nos tendríamos que sentir orgullosos?: ¿la de principios del siglo XX?, ¿la de principios del siglo XIV?, ¿la que contenía una mezquita en la ubicación de la actual catedral? ¿Qué elementos profanaron la ciudad y cuáles la transformaron?

Es cierto que a lo largo del desarrollo urbanístico de las ciudades, estas se van transformando y no siempre por el buen camino. Por desgracia eso sólo podemos apreciarlo con seguridad cuando el tiempo pasa y nos da la perspectiva necesaria. Seguramente hoy no se construiría la catedral en Palma por el gran impacto visual que genera. Seguramente habría un grupo de opinión perfectamente cualificado que se opondría con los mismos argumentos, o al menos similares, a los que baraja este grupo de opinión de arquitectos. ¿Tendrían razón? Pues con la perspectiva que da el tiempo, pensamos que no.

El tiempo nos ha dicho que la catedral y todo su conjunto arquitectónico es un acierto del que sólo podemos estar orgullosos. Por otro lado, puede opinarse que el puerto de Palma o el paseo marítimo no lo son, pero no lo son ahora ni cuando empezaron a construirse. Hubiera sido mucho mejor que el mar siguiera bañando la muralla. No hubiera sido necesario diseñar y menos construir el Parc de la Mar. ¡Qué mejor Parc de la Mar que el propio mar Mediterráneo, en lugar del sucedáneo que hemos creado! A pesar de ello, la relación puerto-ciudad en Palma se puede considerar como una de las mejor avenidas si la comparamos con otros puertos del mediterráneo, lo cual no significa que no se pueda mejorar.

La posibilidad de eliminar el puerto es impensable. Vamos a trabajar desde posturas posibilistas. Olvidémonos de llevarnos el puerto a otro sitio o de eliminar los muelles para el almacenamiento de mercancía, porque apuntar: "Las mercancías ya no necesitaban ser depositadas€, a la espera de que viniera un camión a recogerlas" sólo demuestra una falta de conocimiento de lo que es un puerto, y de las operaciones que se llevan a cabo en él, aparte de las operaciones con mercancía rodada. Un puerto como el de Palma necesita muelles de descarga y superficie para gestión y almacenamiento de mercancía general, muelles de descarga de contenedores ro-ro, muelles de pescadores, muelles de descarga y superficie de almacenamiento para graneles líquidos y sólidos, muelles e instalaciones para el desembarque y embarque de pasajeros, etc. No debemos olvidar que más del 99% de la mercancía que entra en la isla de Mallorca, lo hace por los puertos de Alcúdia y Palma.

Cuando se produjo la actual configuración del puerto de Palma en los 60, Mallorca contaba con 460.000 habitantes. El año pasado la población censada se acercaba al millón de habitantes. Si consideramos las necesidades que nos reclamaba el turismo en los 60 y las que nos reclama ahora, la comparación es absurda por desigual. Hace quince años el turismo de cruceros prácticamente no existía y ahora Palma es la segunda ciudad española, y cuarta del mediterráneo, en la llegada de este tipo de barcos. Mallorca es una isla que no produce sino alemanes e ingleses y, salvo éstos que entran por el aeropuerto, el resto de cosas entran por el puerto, por lo que intentar mantener que la superficie de contenedores tenía permanecer como en los 60 es absurdo.

La ampliación es necesaria, hecho que al Grup d´opinió les cuesta reconocer, pero reconocen. Así dicen: "Pues bien, aún aceptando la dudosa necesidad de ampliar el puerto de mercancías€". No sabemos si conocen bien el plan director, pues éste plantea la ampliación más allá del dique del oeste. Si, tal y como apuntan, elimináramos los muelles comerciales actuales, para devolverle al mar esta superficie, la ciudad perdería un terreno totalmente consolidado que a la postre necesitaríamos y habría que ganarlo en tierra, lo cual es siempre malo en un territorio limitado como es el de una isla, por lo que parece que lo mejor es dejar la superficie de los muelles comerciales como está. Otra cosa a discutir es el uso que hemos de dar a esta superficie. Este punto es donde hemos de acertar. Hemos de hacer trabajar a los planificadores portuarios y a los urbanistas para que realmente quede incorporado a la ciudad para el uso y disfrute de todos sus ciudadanos tal y como plantea con más o menos acierto el plan director. Es donde la planificación portuaria, el urbanismo y el paisajismo deben crear una superficie integrada en el conjunto arquitectónico catedralicio para no profanar este lugar sagrado de la ciudad.

El plan director del puerto de Palma, no sólo pretende cambiar el uso de la superficie de los muelles comerciales, sino que pretende ordenar los usos de todo el dominio público portuario. El principal espíritu del plan director no es el crecimiento desmesurado, sino la búsqueda de la reorganización y especialización de las terminales portuarias, favoreciendo la generación de nuevas superficies que serán ocupadas por los sectores portuarios que están demandando un crecimiento sostenido del puerto.

Puede también ser discutible la necesidad de abrir una nueva dársena para embarcaciones de lujo adosada a la superficie de los muelles comerciales. No es cierto que esto sólo lo sustenten argumentos económicos, aunque si el dinero no sale de ahí, tendría que salir del bolsillo del grupo de arquitectos, entre otros. En Palma no hay dársenas donde amarrar grandes barcos de recreo. Hasta ahora se nos han secado las plumas de escribir que basta ya del modelo turístico de alpargata. Puede que para reducirlo sea necesario facilitar el turismo de Chanel, y por supuesto que esta dársena, lo facilitaría.

Por otro lado, la ampliación el puerto no debe servir sólo para que el puerto sea más operativo. La ciudad puede y debe cambiar y es una oportunidad que no podemos dejar pasar. Actualmente, parte de las mercancías descargadas han de pasar en un sentido u otro por el paseo marítimo. Con la ampliación, esta aberración se puede eliminar. Tenemos una oportunidad magnífica para cambiar no sólo el puerto, sino toda la ciudad. Esta modificación del puerto que la Autoridad Portuaria nos plantea debe ser el origen de un nuevo proyecto para Palma. ¿Que es difícil? Seguramente. Los ingenieros de caminos hemos aceptado el reto. Estamos seguros de que los grupos profesionales con capacidad e interés de emitir opinión, entre ellos los arquitectos, nos harán mejorar las soluciones que aportemos.