Los pronósticos y previsiones más optimistas son incluso susceptibles de mejoría. Es lo que le está pasando al turismo balear ahora mismo. La buena temporada de 2014 estaba cantada por adelantado y va siguiendo la pauta marcada. Lo que no se había dicho tanto y está siendo muy relevante, es que los preámbulos han sido extraordinarios, tanto que el mes de mayo, por sí solo, ha logrado borrar de un plumazo todos los sinsabores y pérdidas que haya podido haber de enero a abril. Lo dice el ministerio de Turismo, lo reafirma el INE y a fuerza de evidencias, lo corroboran los hoteleros. Ni siquiera se atreven a practicar el deporte favorito que siempre se les atribuye, la queja.

Balears está viviendo su rebosante primavera turística. Sería redonda si sus efectos se notaran con mayor amplitud proporcional en el terreno laboral y por ende, en el consumo doméstico de las islas pero esto, como es notorio, no se produce. En cuanto a la estricta ocupación de los alojamientos, sólo queda brecha para una queja, la que llega de la Platja de Palma que experimenta su propia problemática y está a la espera de una reconversión que nunca se materializa. El último obstáculo ha surgido porque algunos hoteleros habían apostado por el turismo ruso y éste ha retrocedido por el efecto de la devaluación del rublo que a su vez tiene el origen en el conflicto de Ucrania.

A los europeos les gustan los archipiélagos españoles en primavera, pero tienen especial apetencia por Balears. Estas islas mediterráneas destacan sobre Canarias y la Costa del Sol. Dentro de esta dinámica favorable en mayo las pernoctaciones pudieron alcanzar los 4,55 millones con un 66% de ocupación, seis puntos por encima de la media. Los turistas continentales, siempre que no se alcance la exageración, demuestran que están dispuestos a venir a Balears sin condiciones preliminares. Estas islas cuestan más pero también atraen más. Quizás lo primero depende de lo segundo, pero el hecho es que el precio medio por habitación ronda los 61 euros, lo cual significa un incremento del 2,5% si se comparan con los de hace un año.

No ocurre sin embargo lo mismo con respecto al turismo español. No logra remontar de forma significativa. En mayo sólo aportó el 4% dentro de los números globales de ocupación.

En primavera han llegado más turistas y han dejado más dinero y ello a pesar de que también se ha incrementado de forma notable el todo incluido, un 22%, y el alquiler turístico ha disminuido el 7%. Son dos factores que invariablemente y dadas las cifras actuales, inciden de forma reiterada y negativa sobre el grueso de la oferta complementaria. No se puede obviar este factor, porque no todo puede limitarse a grandes cifras de ocupación. Resulta vital el modo en que se administran los paquetes de reserva de alojamientos.

En mayo se instalaron en Balears 1,3 millones de turistas. Alcanzar su sola presencia es el primer paso, el primer logro, pero limitar su capacidad de consumo a los circuitos cerrados restringe los efectos del deseable negocio diversificado.