Estaba reponiéndome de un asombroso anuncio de nuestra vicepresidenta, la señora Sáenz de Santamaría, cuando irrumpe Durão Barroso para dejarme pasmado. Tras el consejo de ministros, en su labor de portavoz, la vicepresidenta, con un semblante mezcla de gran satisfacción y de cierto aire desafiante, nos anuncia que el gobierno ha decidido amortizar anticipadamente 1.300 millones del préstamo que nos concedió el MEDE (Mecanismo Europeo de Estabilidad), para financiar una parte del rescate bancario. Se la veía orgullosa, como si acabaran de hacer una gran cosa; tenemos diez años para devolverlo, pero lo hacemos ya.

La operación equivale a la que podría hacer un deudor, con un préstamo al 0,50% de interés, y decide pedir otro, a un tipo aproximadamente cinco veces superior, para hacer una amortización anticipada del primero. La señora Sáenz de Santamaría, sin duda, es una excelente abogada del Estado, pero de finanzas no sabe demasiado, y sus colegas de gabinete no se lo explican bien. Esto, ¿a cambio de qué? Aparentemente para decir que estamos tan bien que devolvemos las deudas antes de estar obligados a ello. Como diría su jefe: "Falso". España continúa teniendo un elevado déficit presupuestario, lo que implica que hay que seguir endeudándose; para la finalidad descrita, al menos en la misma cantidad. Estaría bien si la nueva deuda fuera a menor coste y mayor plazo, pero como se incumplen las dos condiciones, la amortización anticipada es para enmarcarla. Enhorabuena.

Decía que, estaba yo reponiéndome, cuando Durão Barroso, todavía presidente de la Comisión Europea, vino a sacarnos de una de nuestras dudas existenciales: ¿quién tiene la culpa? Se refería a quién tiene la culpa de la tremenda crisis que hemos estado sufriendo, y que todavía padecemos. La respuesta a una cuestión tan compleja, es muy sencilla: la culpa la tuvo el Banco de España (BdE), que cometió tremendos errores de supervisión sobre el sector bancario.

Cuesta creer que este señor, con la responsabilidad que aún ocupa, pueda decir, sin ruborizarse, semejante simpleza Sin duda el BdE „con sus gobernadores a la cabeza, los señores Caruana, hasta julio de 2006, y Fernández Ordoñez a partir de entonces„ tiene una cierta corresponsabilidad en la parte de la crisis atribuible al sector financiero. Pero no está nada claro que la esencia de esa responsabilidad se deba a errores de la supervisión; me inclino a señalar que existieron fallos en la regulación, y no solo, ni fundamentalmente, por parte de nuestro banco central, algo tienen que ver los gobiernos, central y autonómicos, y las instituciones europeas. Intentaré explicar lo que parecen sutilezas entre supervisión y regulación.

La labor de supervisión consiste en asegurar que se cumple la normativa para las entidades de crédito, con la finalidad de garantizar su solvencia. Y es verdad que ha habido problemas muy graves que han afectado a la solidez de "demasiadas" entidades „básicamente algunas cajas de ahorros„poniendo en riesgo la estabilidad financiera; pero ¿por qué? Son varios los factores que lo explican. Como consecuencia de la creación del euro, se produjo un proceso de integración financiera de los mercados mayoristas, lo que, en la práctica, eliminó la percepción de riesgo asociada a la nacionalidad de los deudores, de forma que muchas entidades de crédito españolas empezaron a tener acceso a nuevos mercados de financiación, a tipos de interés muy bajos. Este proceso fue retroalimentándose, dando lugar a una gran burbuja de crédito que financió otra gran burbuja, la inmobiliaria. Un dato nos ayuda a entender la magnitud del problema; el crédito a los sectores de la construcción e inmobiliario creció, entre 1995 y 2008, a una tasa anual media acumulativa del 30%, con un pico anual en 2006, del 50%.

Cuando la crisis estalló, en el verano de 2007, los balances de las entidades de crédito ya estaban llenos de créditos, al sector inmobiliario y a otros. ¿Qué había que supervisar entonces? La crisis cerró los mercados mayoristas de financiación, lo que estranguló la liquidez de nuestros bancos, que, de la noche a la mañana, cerraron el grifo del crédito, trasladando la crisis, primero, al sector inmobiliario y, después, al resto de los sectores reales de la economía. Los que podrían haber sido créditos buenos, pasaron a ser basura.

¿Quiere eso decir que nadie tiene responsabilidad sobre lo sucedido? Naturalmente, no; aunque sea eso lo que argumentan algunos nefastos gestores. Lo que quiere decir es que, más allá de la supervisión bancaria, existen muchas responsabilidades, que también alcanzan a otros reguladores, incluso a instituciones de la Unión Europea y a agentes privados. Recordemos algunos hechos. Durão Barroso „y no solamente él„carga contra las cajas, por su modelo de gobernanza y gestión. No se puede hablar de "las cajas" en general, como si no las hubiera excelentemente dirigidas. La pregunta es, por qué, ante la falta de acción del gobierno español, la Comisión Europea tardó tantos años en reaccionar, cuando algunas comunidades autónomas empezaron a modificar, a mitad de los 90 del pasado siglo, la legislación de las cajas, otorgando indirectamente al partido mayoritario en las instituciones locales y regionales, una representación escandalosamente elevada, conociendo, como conocía, que tales regulaciones violaban las leyes de la competencia y, además, eran un incentivo perverso, que alimentaba la gestión politizada. ¿Es eso responsabilidad de la supervisión del BdE, o un fallo de regulación de los gobiernos, nacional y autonómicos, con la indeseable pasividad de la Comisión?

El proceso de integración financiera que supuso la creación del euro, eliminó barreras transfronterizas, buscando que las economías con una misma moneda compartiéramos riesgos, a través de los flujos de crédito, promoviendo mercados más competitivos. ¿Tienen alguna responsabilidad los bancos privados de la Europa central, particularmente los alemanes, por haber suministrando liquidez, prácticamente sin límite, a nuestras entidades de crédito? ¿Es esto un defecto de supervisión del BdE o un problema de selección y evaluación de los riesgos por parte de agentes privados? Existe un amplio consenso sobre el papel que la ley del suelo española, promovida a mediados de los 90 del siglo XX, jugó en la formación de la burbuja inmobiliaria. Este es un problema de regulación, ¿acaso del BdE?

Actualmente, también hay un acuerdo bastante generalizado sobre el hecho de que „más allá de la irresponsabilidad de las autoridades griegas„fue la falta de acción, rápida y contundente, por parte de la Unión Europea, para solucionar la crisis de la deuda soberana helena, lo que provocó el pánico de los mercados, y el contagio a otros países periféricos, con enormes costes económicos. ¿Es este un error de supervisión del BdE? Señor Durão Barroso no hacía falta llegar a esto para que le recordemos eternamente como un gran líder del proyecto europeo.