A un monarca de estreno, en los tiempos modernos, no le queda otro remedio que el de aproximarse a la antesala del trono y a su función constitucional, pisando la extensa alfombra de la pluralidad y de la diversidad. Este es el mensaje inequívoco que está recibiendo Felipe de Borbón desde el mismo momento en que su padre ha abdicado. También constituye un valor democrático y, a fin de cuentas, una prueba de madurez que vincula por igual a la soberanía popular y a la institución monárquica en la que se personifica la jefatura del Estado.

El heredero de la Corona no pasará aprietos para ser investido rey el 18 de junio. Necesita 176 votos del Congresos pero contará por lo menos con 303. Las posiciones particulares de algunas federaciones regionales, entre las que figura la balear, no han inmutado al PSOE de Rubalcaba en retirada y le permiten garantizar el traspaso de la Corona a Felipe VI.

La postura del PSIB es particularmente llamativa y un tanto contradictoria, con preocupante aproximación al PSC, vista la crisis existencial de los socialistas catalanes. Francina Armengol, más descolocada por los resultados electorales de lo que quiere aparentar, se acomoda mejor en la teoría de Estado que en la práctica efectiva de la oposición autonómica y cae en la trampa de un PP que le exige la "altura de miras" que los conservadores no tienen en su responsabilidad de gobierno. Todo muy extraño. Hablemos del modelo de Estado para evadirnos de la gestión y los tropiezos diarios. Lo hará el Parlament a partir de una petición de Més que se volverá a estrellar contra la mayoría, nada dialogante, de un Govern centrado en Madrid. La sociedad balear tiene el mismo grado de madurez que la española para decidir entre monarquía y república, como asegura Armengol. No está tan claro que idéntico grado de solvencia asista a una clase política abonada a la precipitación y a la improvisación. También desmemoriada con respecto a los compromisos adquiridos por las siglas que les amparan.

Balears es un minúsculo reino peculiar que, sobre los antecedentes de una sólida relación regia, delimita hoy con el calendario estival en Marivent y la instrucción del caso Nóos. El Govern no contempla otro uso para el palacio que el que puedan hacer de el Felipe VI y su familia. Serían difíciles de explicar variaciones en este sentido y por lo que respecta al caso Nóos, la nuevas previsiones apuntan a que el auto de conclusiones será emitido con posterioridad al 18 de junio. Entonces, Cristina de Borbón ya no será miembro de la Familia Real con lo que cualquier decisión judicial que pueda afectarla en sentido negativo ya no comprometerá de pleno a la imagen de Felipe VI.