Este año 2014 ha sido declarado por la ONU, Año Internacional de la familia, para celebrar el veinte aniversario de aquel primer año internacional de 1994. El creciente interés de las instituciones internacionales „y, en especial, de la Unión Europea„ por los temas relacionados con la familia resulta muy razonable, si se tiene en cuenta que los Estados miembros han experimentado durante las últimas décadas profundos cambios demográficos y socioeconómicos, como la caída de la natalidad hasta límites inferiores a los del reemplazo poblacional, el aumento de la esperanza de vida, el creciente protagonismo laboral de las madres, los nuevos roles familiares de ambos progenitores y la necesidad de conciliar las responsabilidades familiares y laborales.

Resulta muy oportuno el proyecto de elaboración doctrinal y práctica del concepto de "perspectiva de familia", como desarrollo de la definición de "family mainstreaming" propuesta por el consejo económico y social de Naciones Unidas „lo que incluye las consecuencias para la familia de leyes, políticas y programas y su medición, tanto en la fase de diseño como en la de desarrollo y posterior evaluación„ y por la resolución del Parlamento europeo que la explica como "el análisis del impacto de las políticas en las familias" en cada uno de los estados miembro. Además tiene mucho sentido la propuesta del establecimiento de un "informe de impacto familiar" para cada una de las normas que afecten a esta institución.

La crisis en la que nos encontramos ha demostrado la necesidad de un profundo cambio de estilo ético, no sólo en los negocios, sino también en la política y en la sociedad misma. Por eso, vuelve a estar en boga la búsqueda de valores éticos comunes y universales, los llamados principios de "responsabilidad social" o "sostenibilidad social", fundamentales para mantener sociedades fuertes y estables, que son la subsidiaridad y la solidaridad.

Desde IPFB abogamos por un estatuto epistemológico de la familia cuyo propósito sea ofrecer conceptos, ideas y soluciones, desde la orilla civil, a los diferentes agentes sociales. Así como los primeros think tanks surgieron con el propósito de introducir conceptos e ideas que ayudaran a una mejor gestión de los asuntos públicos y los recursos humanos, se necesitan en la actualidad agrupaciones de expertos „los más capaces en cada área de conocimiento„ que se propongan la reflexión inteligente y atractiva sobre los principios y formas prácticas de "diseñar" una familia que sea un "hogar luminoso y alegre", tanto desde el punto de vista práctico, como técnico y teórico. Esa investigación debe abarcar todos los niveles heurísticos posibles, desde la investigación teórica, pura y fundamental „cuya finalidad es el desarrollo de una teoría de la familia sostenible„ hasta la investigación-acción „que tiende a la mejora de la práctica educativa„, pasando por la investigación tecnológica necesaria para la prevención y la resolución de los problemas de la familia.

Cabría definir que son políticas familiares nucleares y políticas familiares periféricas. Las primeras son las referidas a la configuración legal del núcleo familiar, en sí mismo considerado, y especialmente a su configuración legal; más en concreto, son relevantes las reglas que afectan a la fundación legal de la familia: constitución del matrimonio, regulación de su régimen jurídico, normas sobre su disolución, y en su caso régimen de las uniones no matrimoniales y de otras relaciones familiares de origen no matrimonial.

Por otro lado, aquellas normas o conjuntos de normas que tienen también a la familia como objeto de atención pero que, sin embargo, no tienen como finalidad regular la familia en sí misma, aunque puedan buscar favorecerla, o protegerla, que son las que cabe denominar como periféricas. Es lo que ocurre, por ejemplo, con las normas fiscales, laborales, penales, administrativas, que tienen como presupuesto de aplicación la existencia de relaciones familiares: así, por ejemplo, las reglas sobre conciliación de la vida laboral y familiar se dirigen a proteger a la familia en el ámbito laboral, y presuponen la existencia de determinadas relaciones familiares, pero no regulan esas relaciones familiares en cuanto tales, sino más bien las relaciones laborales en los que se ven implicados los protagonistas de tales relaciones familiares.

La consideración de periféricas no quiere decir que no sean importantes: pueden serlo, y mucho, al modo como el que, por ejemplo, las políticas fiscales sobre familia o natalidad inducen cambios significativos en las conductas de los ciudadanos, y a partir de la ahí en la estructura familiar de una sociedad. Sin embargo, es condición de eficacia de las políticas familiares adoptar un enfoque global, que abarque esos dos aspectos. Desarrollar políticas meramente periféricas, aún siendo importante, puede tener una eficacia mucho menor cuando se impostan sobre una regulación legal de la familia poco adecuada a sus funciones estratégicas, a su "sostenibilidad": eso explica que, en muchas ocasiones, las políticas periféricas no obtengan los resultados pretendidos, ni lleguen a solucionar los problemas que intentaban resolver.

* Delegado del Instituto de Política Familiar de Balears (IPFB)