Se ha hecho esperar durante largo tiempo, pero parece que, al fin, el cambio de tendencia se produce de forma clara y contundente, con el trasfondo económico y el efecto psicológico que ello significa. Si hacemos caso a los contundentes datos que aporta el Instituto Nacional de Estadística (INE) alcanzaremos la fácil y alentadora conclusión de que el mercado inmobiliario balear está desperezándose de su largo letargo y logra liberarse de los corsés que le han estado aprisionando desde que se iniciara la crisis económica, en 2008.

Agentes inmobiliarios y fedatarios públicos vuelven a tener trabajo, comienzan a apreciar las ranuras del optimismo, en base a dos fenómenos que, aún sin echar las campanas al vuelo, se tornan incontestables. No podían ser otros que el efecto positivo que, aunque lento, va experimentando la evolución de la economía balear y con ella el marcado laboral del archipiélago y, por otro lado, el levantamiento de la veda a las hipotecas que han hecho la mayoría de entidades bancarias. Las cosas solo podían cambiar si confluían estos dos fenómenos. Parece incuestionable que, desde el mes de marzo, lo han hecho con absoluta rotundidad para situar a Balears en la vanguardia destacada del repunte del mercado inmobiliario español.

Los bancos otorgan hipotecas a partir de tasaciones mejor ajustada a los valores del mercado. Sin las alegrías de otras épocas, más próximos a la realidad y la solvencia del comprador, por tanto, financian un promedio del 80% de la inversión en unas condiciones más ventajosas para el cliente, porque están en la órbita del euribor más 1,99 puntos. La asociación de estas ofertas a las buenas perspectivas de la temporada turística -a pesar del bloqueo del convenio de hostería y de la todavía excesiva demanda de empleo- ha provocado que se hayan superado las previsiones más optimistas del sector inmobiliario. Parece que los demandantes han conseguido liberar, después de larga espera, sus expectativas de adquirir casa en propiedad. "Vuelven a venir parejas en busca de pisos normales" dicen desde algunas inmobiliarias vinculadas a los bancos, admitiendo, al mismo tiempo, que ya no hay tanta presión por desprenderse del ladrillo y que se alcanza a vender más con menos descuento. Ello también viene respaldado por la compra por parte de residentes extranjeros y la afluencia de las sociedades de inversión inmobiliaria que adquieren pisos con la finalidad de destinarlos a alquiler.

El resultado de todo ello es que en marzo se vendieron 386 inmuebles nuevos y 618 de segunda mano, lo cual supone un incremento interanual del 71% y posiciona a Balears en la tasa más alta de todo el país, muy por encima de Cataluña que le sigue a una distancia del 42,8%. La media española es del 22,8%. Dicho de otro modo, mientras en Balears se han vendido en marzo 113 pisos por cada cien mil habitantes, el mismo promedio, a nivel estatal, es de 72.