Cuando se detiene a un ciudadano que circula a 200 por hora, se actúa en primer lugar para salvar la vida del insensato. A continuación, para proteger a terceros de la locura del conductor. Sin embargo, en el historial reciente de la policía local de Palma empiezan a abundar los casos en que se pone del lado del estropicio. Si yo supiera que cada una de mis tropelías iba a ser bendecida por la autoridad, nada me impediría insistir en un comportamiento dañino para la comunidad. Desde el liberalismo radical, la lenidad irresponsable es una opción vital de los agentes participantes en los enjuagues, hasta que se advierte que su caprichoso criterio está sufragado por los contribuyentes, que además les han entregado sus armas.

Ahora ya sabemos qué hizo la policía local por Álvaro Gijón. Desde la detención de un familiar del primer teniente de alcalde hasta la ágil y feliz resolución del caso, se patentiza que el Estado dispone de métodos para incumplir arbitrariamente las leyes, sin más que invertir las válvulas que le permiten aplicarlas abusivamente contra ciudadanos molestos y modestos. Una vez desmenuzados los hechos, quedan abiertas jugosas posibilidades de interferencia política en el sanctasanctórum policial. En resumen, cabe averiguar hasta dónde están dispuestos a llegar determinados mandos policiales en su sumisión a un concejal de Cort u otra autoridad de pacotilla.

Desde la aplastante evidencia de los precedentes, conviene preguntarse qué ocurriría si un edil solicitara a la Policía Local toda la información disponible sobre un palmesano concreto, para utilizarla en su contra. O tal vez para retocarla en perjuicio del individuo. Hoy ya no podemos estar tan seguros de la reacción policial ante una invitación a participar en un montaje para desacreditar a un palmesano. Todo lo cual parece descabellado, hasta que corroboramos la complicidad de agentes cada vez que se desmantela una mafia con sede en Mallorca. Se infla así la inquietante hipótesis de que debemos defendernos de nuestra policía, además de pagarla.