"Y van a ir mejor, falta mucho, pero van a ir mejor". Estas son las palabras de Rajoy ante los resultados hechos públicos el miércoles de la EPA del primer trimestre del año. Cinismo descarado. El paro baja en 2.300 personas; el número de parados es de 5.933.300; pero sube la tasa de paro del 25,91% al 25,93% debido a que la población activa se reduce en 187.000 personas en un trimestre y en 424.500 en un año; se han perdido 184.600 puestos de trabajo; son 1.978.900 los hogares en los que todos los miembros están en paro, 53.100 más que hace un trimestre. Hay menos personas en paro porque o se han marchado de España o ya no buscan trabajo porque no esperan encontrarlo. Es verdad que son los datos de invierno, los peores en una economía con fuerte estacionalidad debido a la dependencia del turismo. Pero a la relativa mejoría que va a experimentar el empleo a partir del segundo trimestre, le va a suceder la recaída del próximo invierno. No existen milagros en la economía. Aunque se empiece a crecer al 1,2% este año y al 1,8% el próximo como parece, el ritmo de crecimiento no va a ser suficiente como para bajar de forma sustancial el paro. Como tantas veces hemos escrito, los niveles de empleo existentes en 2007 no se van a recuperar hasta muy avanzada la década que se inicia en 2020. Cuando en pesimista „realista„ rueda de prensa, hace un año, de Guindos, Montoro y Santamaría afirmaron que no se iba a recuperar empleo al final de la legislatura respecto a su comienzo, decían la verdad. Hasta ahora, en que todo lo que dicen, lo que dice Rajoy, es pura propaganda porque hay elecciones y hay que votar. Lo dice la EPA. Claro que va a ir mejor, pero porque no podemos estar peor.

¿Hay remedio? En economía no hay milagros. Y la campaña de las europeas permite analizar las propuestas de las fuerzas mayoritarias en un contexto en el que no se ve motivación alguna para votar un parlamento europeo sin apenas competencias para condicionar la política de la UE, con eurodiputados de a 10.000 euros mensuales, prestos a agradecer a sus direcciones partidarias el chollo de su designación. El PP parece que aparte de la cancioncilla renovada de Aznar de que España va bien y „¿cómo no?„ va ir mejor, no aporta hasta el momento ninguna idea para cambiar la política impuesta por el Partido Popular Europeo liderado por la CDU alemana. Lo del PSOE es quizá más dramático. La desenvuelta Elena Valenciano ya ha dicho que lo que se dirime en esta elección es la posibilidad o no de frenar el proyecto de ley del aborto de Ruiz Gallardón. Si no atisban a presentar ideas o programas para Europa es que no las tienen y desde luego ningún eurodiputado va a votar en el parlamento español acerca del aborto. Me corrijo. Han sugerido que la socialdemocracia europea liderada por el candidato a presidente de la Comisión, Martin Schultz, debe impulsar la vía del incremento de gasto en los países del norte para impulsar la economía de los del sur. Pero este es un camino hacia ninguna parte. En primer lugar porque el partido de Schultz, el SPD, gobierna en Alemania coaligado con la CDU de Angela Merkel, y está comprometido, con pequeños cambios, con la política de austeridad y rigor de la canciller alemana. En segundo lugar, porque el último clavo ardiendo al que agarrarse era la esperanza de que una Francia liderada por Hollande, la segunda economía de la Unión, fuera capaz de revertir las políticas de austeridad. Pues ha sido que no. Un cronista conservador ha subrayado con acidez que, si Mitterrand, después de un comienzo nefasto, salvó a Francia del comunismo, Hollande, también después de un inicio fatal, ha salvado a Francia del socialismo. Ya es un hecho, la Asamblea Nacional francesa ha aprobado, eso sí, con unas decenas de abstenciones socialistas, el plan del primer ministro Manuel Valls para recortar en tres años 50.000 millones de euros, con congelación de pensiones y salarios de funcionarios. El PSOE se ha quedado encima de la escalera con la brocha pero sin nada que pintar.

¿Se podría hacer algo? Estoy convencido de que sí: dejar de una vez de esperar que vengan los otros países a arreglar nuestros graves problemas y ponernos manos a la obra a arreglarlos nosotros mismos: acelerar al máximo el crecimiento económico para acortar todo lo posible el inevitable y largo proceso de recuperación. Para ello no existe otro camino que rebajar sustancialmente los impuestos. El mayor gasto público en un Estado ineficiente, despilfarrador y corrupto no crea empleo estable ni riqueza y genera más ineficacia y más corrupción „véase lo sucedido en Madrid y Andalucía con los cursos para parados„. Pero menos impuestos significa menos gastos, y esto, una reforma profunda del Estado y de las Autonomías y un proyecto de futuro para el país. Supone cambiar el sistema político, eliminar la clase política extractiva cambiando la ley electoral y la de partidos políticos, las diputaciones, televisiones y empresas públicas y demás gabelas para militantes de partido, refundir ayuntamientos, cambiar la ley electoral, la justicia, la Constitución. ¿Estarán dispuestos PP y PSOE a asumir todo eso? No. ¿Se vislumbran partidos capaces de asumir este reto? No. No porque no sea posible. Sino porque estamos secuestrados por ellos. Nos están condenando a largos años de precariedad para conservar su estatus.

Unos ejemplos cercanos de cerrazón suicida: la gran discusión entre las fuerzas políticas no es sobre la dramática situación de miles de familias en Balears, que debería ser el alfa y omega de su trabajo, sino sobre si hay que salar o no los artículos en los telediarios de IB3; sobre si unos son unos gonelles fascistas y los otros unos catalanistas independentistas. Otro: la disputa del convenio de hostelería. Por una parte la cerrazón inmovilista de la patronal en cuestiones como la externalización. Por el otro la irresponsabilidad de los sindicatos amenazando que van a llevar el caos a la hostelería para conseguir el 3% de aumento salarial: es decir van a levantar el cadalso en el que ellos mismos se van a ajusticiar. ¿Por qué no crean la patronal y los sindicatos de hostelería una fundación que destine un 1,5% „estamos rozando la deflación„ de lo que habría sido un incremento de la masa salarial total, en subvenir a las necesidades „el Estado social está desaparecido„ de los que no tienen ni para pagar un alquiler ni para comprar comida?