Quede muy claro, los profesores no son profesionales libres, apasionados por el saber y por tansmitirlo, empeñados en formar personas con criterio propio y capaces de estructurase su propia personalidad. Nada de eso, los profesores deben ser funcionarios, en el peor sentido del término, sumisos a la cátedra del Govern, aunque esta sea poco académica y mucho menor si tienen el miedo metido en el cuerpo. Este es el mensaje que, con la nueva ley de Símbolos en la mano, reiteró ayer el ejecutivo autonómico. Lo hizo como en los viejos tiempos, vía motorista y con nombre y apellidos. El elegido es Jaume March, el director del Institut de Secundària de Marratxí. Este municipio ya es también todo un símbolo de los usos, las presuntas incompatibilidades y los modos políticos en boga. El Parlament va por otro lado.

El director de este centro ha sido expedientado por falta muy grave a raíz de una denuncia formulada en septiembre por el padre de una alumna que le acusa de haber vulnerado el derecho a la educación por "no avanzar materia" en los primeros días de la huelga de profesores.

Todas las polémicas y las indignaciones se han reactivado en el ya convulso ámbito de la enseñanza. También se ha acentuado la posición férrea del Govern. A los docentes les cuesta creer que sea mera casualidad la coincidencia de la notificación del expediente del día después de la aprobación de la Ley de Símbolos. El afectado se muestra también extrañado por tal casualidad, pero se manifiesta tranquilo y asegura haber cumplido íntegramente con el derecho de mínimos. Dice que los días de paro el centro se hizo cargo de los estudiantes, como está establecido. La situación se vuelve más turbia desde el momento en que se comprueba como la hija del denunciante, alumna del Instituto de Marratxí, grabó a escondidas su conversación con el director y que está al frente de Estudiants Lliures, asociación que se ha servido de la sede del Círculo Balear, aunque niega dependencia de tal entidad. Los sindicatos y la Assemblea de Docents acusan a Educación de prácticar medidas represivas y "caza de brujas". Parece claro que todo es un contundente aviso a navegantes sobre lo que deben hacer con los lazos y demás emblemas que prenden de los edificios docentes. El director de la Asociación de Directores de Secundaria, Antonio Morante, se muestra "consternado" y aconseja a los asociados que acaten la ley y no se metan en más problemas. El cansancio empieza a causar lógica mella.

El panorama es poco alentador. La Assamblea de Docentes ya ha convocado una nueva reunión para el lunes en la que deberá evaluar las consecuencias del expediente abierto a Jaume March. La repercusión más inmediata, aparte de las personales, es que el ya de por si convulso curso escolar actual se enrarece todavía más incorporando excesivos elementos de distracción y dificultad a la programación lectiva. Debería haberlo tenido en cuenta Educación antes de notificar otro expediente en día tan señalado como el de ayer. Sin embargo, ha importado mucho más el mensaje de la disciplina ine-quívoca y férrea.