Si hacemos caso a las declaraciones de Maite Areal tendremos que aceptar que Jaume Matas no era lo que comúnmente se entiende por "un buen partido". Matas "habría limitado mi futuro profesional"; "lo de presidente era muy beneficioso para todo el mundo, pero no para mí. Todo me era incompatible" (sic). Toda esa limitación seguramente le provocaría un oscuro resentimiento contra su marido pues manifestó "enfadarse mucho con él". Efectivamente, ser mujer de un ministro de España y de un presidente autonómico con el nivel económico y de fasto social que ello comporta deben ser magra compensación para una profesional que aspira a ser reconocida por sus propios talentos y no por ser la señora de un exitoso liberal que ha ascendido desde la nada merced al partido popular en el que milita. Pero se desconocen los talentos de tan ambiciosa mujer. Se sabe que su experiencia laboral se la debe entera a su cónyuge. A saber, dependienta de la tienda de electrodomésticos de la familia Matas de la calle de sant Miquel, unos meses de maestra en un colegio y asesora de Educación de Esperanza Aguirre cuando ésta presidía la comunidad de Madrid y Matas era ministro de Medio Ambiente. Hombre, yo creo que no debería enfadarse tanto con el pobre Jaume pues, puede entenderse que en Madrid necesitaran asesores en Educación, pero en todo caso cumplirían esa función profesionales acreditados del mundo de la pedagogía, doctores en la especialidad, que no creo que sea el caso de Maite, maestra a secas sin casi experiencia. Y Jaume haría mil garatusas para convencer a la lideresa del salto cualitativo que daría la Educación madrileña con el concurso de Maite.

Pero claro, a la vuelta de Matas para presidir Balears, se reproducía el spleen existencial de Maite. De la cantidad de especulaciones que se han oído para explicar la acelerada revolución de Matas en torno al agujero negro de la corrupción, desde una genética socialista hasta verse convertido en un delincuente con no sé cuántas causas pendientes, sobresalen dos: las malas compañías de su etapa de estudiante en Valencia, ¿a quién se le ocurre ir a estudiar a Valencia?: Zaplana. La otra es el spleen existencial de Maite. Aquí Maite asumiría, según esta interpretación, el papel de mujer fatal, el de la mujer que pierde al hombre al que tiene sometido, el de una mujer que le empuja al lujo del palacete, de la escobilla de 300 euros, de las joyas. De hecho está acreditada por el concesionario la compra del Mini Cooper de 24.000 euros al contado con billetes morados. El dueño de Denario ha admitido ante Castro que la señora Areal le entregaba sobres cerrados repletos de efectivo para pagar a los proveedores del palacete. Nunca se había visto por estos pagos tanta cantidad de efectivo en billetes de alto valor. Pero hay que ponerse en el lugar de una afectada por spleen existencial para imaginar la vergüenza y la angustia de no tener más que billetes de 200 euros para comprar en el mercado del Olivar una lechuga que sólo cuesta 1 euro; el resto eran de 500 euros. En fin, no hablamos de las heroínas de Rosseti, Moreau, Rops, von Stuck, de Dalila, Salomé, la mujer de Putifar, quizá llamada Zuleica „francamente, no me las imagino blanqueando dinero por los mercados de Egipto o Palestina, sino seduciendo en cámaras perfumadas de colores nacarados y rojos, desprendiéndose de velos de seda a la luz de candiles y música de cítaras„, aquí el objetivo no era ni la venganza ni la gloria, ni siquiera la gloria sexual, el objetivo parece que era satisfacer el deseo de equipararse con lo más granado „abogados de prosapia con casa señorial, empresarios de éxito, hoteleros con estatus de globalidad„. Es comprensible, ¿cómo articular relaciones sociales de esta naturaleza con unos miserables ingresos de cuatro o cinco mil euros netos al mes?

Yo no me acabo de creer esa versión de la femme fatale. Una invención masculina para eludir responder de sí mismo. Al fin y al cabo alguien que ha llegado a ministro y a presidente de su comunidad autónoma y ha apuñalado por la espalda a quienes eran un obstáculo para su ambición debe acaparar suficiente capacidad de perfidia en su corazón como para no necesitar a su lado a una lady Macbeth de Villajoyosa. Hidalgo, el antiguo alcalde de Andratx dijo en una ocasión que él hacía como todos en Mallorca, comprarle un pony a su nieto. Matas, según ha declarado, hace como todos, como cualquier cabeza de familia, se dirige a un amigo y le espeta: "¿Qué, no tendrías un empleo para mi mujer?" Y eso es todo. ¿A qué tanta agitación? Ni se le pasa por la cabeza que, siendo el presidente, el hombre más poderoso de Balears, con reconocida memoria para el agravio o el desdén, pueda colocar a un rico hotelero „como ha reconocido en sede judicial„ en un compromiso. ¿Es que alguien con intereses repartidos por toda esta isla siciliana puede prescindir del afecto de quien controla directa o indirectamente el urbanismo, las licencias municipales, las turísticas, la promoción, las inspecciones, las leyes de instalaciones turísticas etc.? Si cualquier cabeza de familia está abocado en tiempos de penuria a recurrir a algún amigo, tragándose el orgullo, solicitando favores, el cabeza de familia que, además, no es cualquiera, es cabeza política de la comunidad, no puede pedir favores. Mucho menos, económicos. Primero, porque tiene un buen sueldo, para no estar, precisamente, en situación de penuria. Segundo, porque todo favor a ojos de cualquiera engendra contrapartidas. Un gobernante honesto no puede permitirse pedir favores personales. Tan poco presentable sería el asunto que ni los colegas de gobierno más íntimos conocían que la princesa de Matas ejerciera nominalmente de comercial del Valparaíso por 42.111 euros anuales. Cuando lo que se pide es una retribución sin contrapartida laboral alguna „es el caso„ no se le llama favor, se le llama extorsión mafiosa. El cerebro de Matas debía y debe ser como el crepitar de una ciudad en llamas. ¿Cómo vivir sabiendo que Miquel Ramis sabe que eres un pringado? ¿Cómo vivir sabiendo que puede ir contando y alertando a todos, sí, a todos los que te adulan, de la coima que debe pagarte, del tipo de padrinazgo que ejerces? ¿Cómo vivir sabiendo que toda Mallorca, toda España, donde fueres, sabe que eres un pringado, un delincuente, un corrupto? ¿Cómo vivir ardiendo? Lo aclaró el pasado miércoles: "No tengo problemas de conciencia". No tiene conciencia.