No os indignéis. Por la cuenta que os trae, conservad la calma. A lo mejor sentís que os hierve la sangre en las venas cuando os enteráis de que el alto cargo conservador viajaba todos los fines de semana a Menorca para ver a su ligue y pasaba las facturas del avión, el taxi, el hotel, las opíparas cenas a la luz de la velas y el ramo de flores (un tipo romántico, de los de antes), para que las abonemos vosotros y yo. Caso Turisme Jove. A lo mejor os pone enfermos pensar que a este sinvergüenza que dijo que "todo el mundo lo hacía, ni se me ocurrió que estuviese mal", le ha caído un castigo similar al que merecieron los ecologistas que lanzaron una tarta a la presidenta de Navarra, condenados por atentado contra la autoridad. No vayáis a pronunciar en voz alta eso de "pero qué asco de país", porque entonces llegará el ministro del Interior con su ley de seguridad franquista y os acusará de injurias a la nación. Y acabaréis pagando una multa de importe superior al que devolverá a las arcas públicas el pajarraco que volaba por la cara a Maó. Sufrid en silencio, paganinis. Los mismos que os ponen literalmente enfermos con sus comportamientos corruptos e hipócritas tienen la facultad de legislar para blindarse contra los efectos de sus actos, esto es, contra la furia popular. En cualquiera de sus manifestaciones. Que una cosa es el orden público y otra el saqueo de lo público, respetemos ambas por igual.

Mantened la cabeza fría cuando escucháis decir a Jaume Matas, delincuente acreditado por el Tribunal Supremo, que actuó como "cualquier padre de familia" en el momento de utilizar sus cargos e influencias para enchufar a su señora en unos trabajos a los que nunca acudió. Favores con favores se pagan. No os vayáis a dejar llevar por el fragor del momento, y montéis una manifestación contra el latrocinio que han soportado las gentes de buena voluntad de estas islas. Porque os caerá una denuncia por asociación ilegal y una sanción de las graves. En este Estado de derechas con derechos civiles menguantes se puede mentir, robar, escaquearse, regalar dinero público a los bancos, depauperar la sanidad y la educación, apadrinar espías pederastas y destruir empleo, pero no trepar por una fachada pública para colocar una pancarta. Se puede gestionar el desastre del Prestige con las consecuencias ecológicas y económicas que todos conocemos, pero sin responsabilidad para ningún político, mientras que si pierdes tres veces el DNI te pedirán entre 100 y mil euros. Se pueden pagar millones de euros por la maqueta de una ópera que jamás se construirá, pero no montar una tienda de campaña para protestar contra este despilfarro.

Id ensayando una reacción que entre en los estándares fascistoides del titular del Interior de Mariano Rajoy para, por ejemplo, cuando indulten a Matas, archiven la causa Bárcenas o impongan una leve sanción a Urdangarin. Algo así como "mecachis en la mar", o "¿me lo juras?", o "¡cáspita!", aderezado con un leve encogimiento de hombros o un bufido casi mudo. No vayáis a mostraros transparentes como el comisario del Consejo de Europa Nils Muiznieks, responsable de Derechos Humanos del organismo, que ha tachado la propuesta de ley de seguridad española de "altamente problemática" y que se burlaba al puntualizar que "algunas definiciones de los delitos son muy vagas", como por ejemplo los atentados contra la autoridad o la ofensas a España. "¿Cómo va a saber la gente si está o no violando la ley?", dijo entre risitas. ¿Ese tío se está descojonando de España? En cuanto aterrice en esta sagrada tierra le trinca nuestro ministro Torrente y le atiza una multa que se le van a quitar las ganas de hacer chistes.