Catalunya amenaza con romper, la economía aqueja abundantes fracturas, se ensancha de modo progresivo la grieta entre la ciudadanía y las instituciones, se abren fisuras entre la Monarquía y el pueblo, y, entre los partidos, el PP anuncia grietas; el PSOE, fuertes tensiones, y CiU se fractura por su centro (la «i» de Convergencia i Unió). ¿Podría llegar a saltar todo en mil pedazos? En el fondo del fondo, nadie lo piensa, porque al fondo del fondo está la gente, a la que la crisis le ha roto expectativas, bienestar, empleo y hasta la cara de alegría, pero no la voluntad de conservar la elemental concordia, los mimbres gruesos de la estabilidad social y, si no la confianza, al menos la conciencia estoica de que pase lo que pase al final todo pasa. Esa gran juntura de fondo es el principal crédito-país, y creo que así lo ha visto el mundo (incluidos los mercados), aunque de cerca nos cueste algo más verlo.