El elemento quizá más llamativo del último sondeo preelectoral del CIS es el estancamiento de Izquierda Unida y el descenso significativo de UPyD. Al propio tiempo, el PP ha iniciado la recuperación en cuanto se ha comenzado a evaporar el ´caso Bárcenas´ y han empezado a apuntar ciertos síntomas que podrían anunciar el principio de la recuperación. El PSOE, por su parte, se mantiene en la atonía por falta de un liderazgo claro que le permita sostener un verdadero discurso alternativo.

En resumidas cuentas, quienes pronosticaban el auge de las minorías hacia un panorama en que resultarían inevitables los gobiernos multipartitos empiezan a ver como sus tesis pierden fuelle y las aguas avanzan nuevamente hacia el bipartidismo imperfecto.

La imagen de Italia a la salida de la Segunda Guerra Mundial, con un sistema electoral proporcional puro y un abanico inabarcable de partidos políticos, y con una estabilidad tan precaria que salía algo más de un gobierno por año, se desvanece. Y no deberíamos ceder a la presión de quienes quieren convencernos de lo que democrático es el caos a la italiana: los regímenes de los grandes países se caracterizan también por la estabilidad.