Suelo desconfiar de los resultados de las encuestas, y más aún cuando se refieren a elecciones que no quedan ni siquiera a la vista como sucede con la historia política más traída y llevada de esta legislatura: la del referéndum que el gobierno de la Generalitat quiere llevar a cabo acerca de no queda muy claro qué. Para algunos, se trata del derecho a decidir que, dicho así, parece un patrimonio del ciudadano desde los tiempos en que la Ilustración dio carpetazo al Antiguo Régimen aristocrático „si no hay que remitirse a la Atenas de Pericles de 23 siglos antes. Para otros, lo que anda en juego es la independencia de Cataluña, sin más. Y tanto las encuestas que manejan tirios y troyanos como la propia propuesta política que dicen defender se sustenta en la ambigüedad del planteamiento que sostiene a la vez una cosa y la contraria. Porque podría haber una Cataluña independiente con buena parte de sus ciudadanos en contra y también una Cataluña autonómica a la que rechaza un número considerable de quienes se ven metidos en ella. De ahí que sea digna de aplauso la consulta realizada por Metroscopia que ha publicado El País y que consiste en una serie de preguntas muy concretas acerca de las distintas alternativas que se podrían plantear en el tan cacareado referéndum. Una de las más ilustrativas es la que enfrenta las alternativas independentistas y federal y está formulada así: "Si en el referéndum se incluyera la posibilidad de optar por una tercera vía en la que Cataluña seguiría formando parte de España pero con nuevas y blindadas competencias en exclusiva, ¿qué es más probable que acabara usted votando". La opción federal „que es lo que significa eso de competencias nuevas, exclusivas y blindadas„ saca notable ventaja aunque quienes siguen prefiriendo la independencia alcanzan nada menos que un 31%, y el 17% prefiere seguir como está ahora.

De momento, esa "tercera vía" sólo la defiende Unió Democràtica de Catalunya y „oh, milagro„ tanto el PSOE como el PSC. Es decir, quienes menos mandan en el cotarro político de Barcelona y Madrid y quienes más empeño ponen en el federalismo como solución definitiva para salir del agujero negro en que nos sumieron los pactos, quizá inevitables, que garantizaron una pacífica y rápida transición desde el franquismo al Estado de derecho. Es obvio que, aunque parezca que los principales protagonistas políticos del rifirrafe „Convergència y el PP„ no se enteran o no quieren enterarse, es imprescindible dar los pasos necesarios para que la consulta se haga de forma legal, consensuada y en términos inequívocos y fáciles de entender, Metroscopia nos ha proporcinado un guión excelente para ese camino. Que no es de espinas, como algunos creen, sino casi rutinario a menos que alguien sostenga que en el sgilo XXI y en Europa los Estados no deben dar un espacio aceptable a esa utopía que es el contrato social.