Dícese que ya se perciben síntomas "técnicos" de salida de la recesión y el inicio de la recuperación económica en España, y especialmente en nuestra Comunidad debido a nuestra "extraordinaria" temporada turística. Bienvenidos sean tales síntomas positivos, si se confirman. Mientras, seguimos esperando que la recuperación macroeconómica repercuta en la economía productiva real y en los ciudadanos. Creación de empleo neto estable, recuperación del consumo interior, reactivación del crédito básicamente a Pimes y autónomos por parte de las entidades financieras, recuperación de los servicios públicos (sanidad y educación públicas, servicios sociales€)

Un análisis de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) y de los propios de nuestra Comunidad presentados esta semana, nos pueden dar pistas de cómo se piensan gestionar tales síntomas de recuperación, y especialmente cuando y como los ciudadanos van a percibir sus efectos. Ocasiones habrá hacerlo, pero mientras quiero acudir en estas líneas a determinados principios ideológicos que han determinado el qué y el cómo los populares abordan la crisis, y que a su vez repercuten en sus posibles salidas y en las prioridades de sus Presupuestos.

No solo en España sino también en buena parte de la UE, especialmente en los sureños, domina una derecha dominante imbuida de neo.com. Uno de sus principios ideológicos, a los hechos me remito, es que la clave de la convivencia no debe ser el desarrollo de los derechos de los ciudadanos, que propician ciudadanos disconformes y pretendidas igualdades inexistentes y contra natura. Sólo la puesta en valor de los méritos individuales, basados fundamentalmente en su estrato familiar y socioeconómico de procedencia y pertenencia, garantiza la eficacia y la excelencia, así como el acceso a un determinado estatus (profesional, económico, social€) que conlleva imputs tales como el acceso y uso de bienes y servicios.

"La defensa a ultranza de derechos nos ha conducido a situaciones críticas como las que estamos viviendo. Uso y abuso de la sanidad pública, una educación pública universal cuyo resultado ha sido el fracaso escolar, un mercado laboral ineficaz que apalanca a los trabajadores mediante contratos indefinidos y unas subvenciones a los parados que crean parásitos sociales€ podríamos continuar. Tales realidades han ayudado a construir una maquinaria pública insoportable". El entrecomillado no es ficticio, es reproducción de diversos textos e intervenciones de gurús neoliberales.

Las alternativas propuestas, y en parte ya aplicadas, son claras. Hay que primar la meritocracia, los méritos individuales. El que vale, vale. Lo único eficaz es la iniciativa y la gestión privada de los recursos y servicios. Lo público, a lo máximo, es un mal necesario que hay que ajustar a sus mínimos precisos para garantizar la paz "social". Todos deben poder acceder a una educación pública básica, bajo la condición de conseguir la excelencia y el éxito, sin que ello deba presuponer costosos e ineficaces apoyos educativos o un número racional de alumnos. Las becas primarán los "méritos" de los solicitantes, la renta familiar es secundaria. Todos deben poder acceder a la sanidad, pero sin abusos. De ahí los copagos, la dificultad de acceso a los especialistas o a los quirófanos. Acceso al trabajo sí, pero si sólo puede ser temporal o precario qué le vamos a hacer. Su alternativa es clara: el trabajo se rige básicamente por la oferta y la demanda; la educación y la sanidad, privadas; los planes de pensiones, privados, a los que no puedan les quedan las devaluadas pensiones públicas. Las demás necesidades (las personas dependientes o con especiales dificultades físicas o síquicas€) se transfieren a la bondad de la ciudadanía (ONG, Cáritas, Bancos de Alimentos, Comedores sociales€).

Es posible que pueda interpretarse mi relato como caricaturesco. Pero, detrás de cada caricatura hay personas y familias de carne y hueso, incluidas de clases medias, que viven y conviven en situaciones críticas. No se piden privilegios, sino simples derechos. De momento no se perciben "señales" de que los síntomas "técnicos" (Guindos) repercutan en la recuperación de derechos básicos (laborales, profesionales, sociales, cívicos€) que se han vistos amputados. Ojalá este análisis, compartido con otras muchas personas, sea erróneo, y se nos permita salir de la crisis con dignidad.