En medio de la generalizada hipocresía con que se ha recibido la noticia de que la NSA norteamericana ejerce un control ilimitado sobre nuestras telecomunicaciones, alguien ha recordado la vieja polémica sobre el sistema SITEL -Sistema Integrado de Interceptación Telefónica- que PP y PSOE mantuvieron en la pasada legislatura, siendo Rubalcaba ministro del Interior.

Aquel sistema, criticado con acritud por el PP en 2009, "aporta mucha más información sobre la persona a la que se investiga que la mera conversación a la que generalmente se refiere el juez cuando autoriza una interceptación telefónica", según dijo entonces un portavoz popular para afear a sus adversarios la introduccion del sistema. La información que aporta SITEL incluye, en efecto, el DNI del interlocutor, su domicilio, su equipo móvil, la localización geográfica de emisor y receptor, tráfico de llamadas, SMS, MMS, correos electrónicos, accesos a Internet e información generada por la navegación.

Pues bien: el Gobierno, en sus casi dos años de trayectoria, no ha hecho el menor gesto que indique que piensa eliminar o rebajar ese control malévolo que en manos de Rubalcaba suponía una vulneración de las libertades básicas pero al cuidado de Fernández Díaz es una impagable garantía de seguridad.