Cuando el propio Govern se siente obligado a aclarar desde la exposición de motivos de un texto legal que "no se trata de impedir la libertad de expresión", échate a temblar. Así ocurre con la Ley de Símbolos, que debe rebautizarse Ley de Chirimbolos por su contenido de chirigota, sus pretensiones chiripitifláuticas y su condición de chiringuito leguleyo. No acierta ni por chiripa, parece redactada en persona por el excelso jurista Antonio Gómez. A Bauzá le produce urticaria la bandera cuatribarrada, porque le cuesta comprender que es un pedazo de trapo tan sacrosanto como la rojigualda. A partir de ahí, descarga sus traumas sobre la ciudadanía laica con un texto antidemocrático que no demuestra únicamente el odio sañudo a los catalanes que facilitará su medro en el PP, sino su desprecio hacia la legalidad.

La Ley de Chirimbolos menosprecia explícitamente la "libertad de enseñanza" y, por supuesto, se coloca bajo la advocación de "la protección de la infancia", por lo que quizás debería rebautizarse como Ley Fofó. Nunca he conocido a un niño a quien le apasionen las banderas, cuya ingesta masiva es tan tóxica como cualquier otra perversión. El primer farmacéutico de Balears padece este empacho de estandartes.

Curiosamente, el niño Bauzá nació cinco años antes de la muerte de Franco, por lo que pertenece a la generación de las primeras víctimas de la inmersión lingüística. Si el Estatut que proclama al catalán "lengua propia" de Balears y la Ley de Normalización han alumbrado a un president español de pura cepa -dicho sea en honor de su vinoteca-, no se advierte la urgente necesidad de resguardar a los niños actuales.

Al margen de la bajeza de utilizar a los niños para proteger a los niños, la Ley de Chirimbolos no se pronuncia sobre la presencia de crucifijos en colegios concertados, en su afán por eliminar "las interferencias ideológicas de cualquier tipo". A cambio, Bauzá presumirá de haber rematado el corpus jurídico iniciado con la Ley General Franco de Turismo y con una legislación urbanística que rebate hasta Rajoy.

blog.diariodemallorca.es/alazar