Contemplada desde Alemania, Mallorca se revaloriza como paraíso vacacional, tanto para quienes no tienen más pretensión que la del ocio y el descanso personal o familiar, como por parte de quienes han hecho de esta industria diversificada, su principal negocio. Aproximarse estos días a la ITB de Berlín significa constatar y certificar esta realidad en todos sus aspectos. Sobre todo, Mallorca. A pesar de todo, Mallorca. Estos parecen ser los mensajes, implícitos, no escritos, que pululan por los estands de los touroperadores con intereses en esta porción terrestre del Mediterráneo.

Ávidos de buenas noticias, ante tan risueño panorama, el problema puede estar ahora en contener la euforia, porque se corre el peligro de creer que no hay medio humano ni marketing comercial capaz de desbancar a los germanos en sus preferencias de sol, playa y comodidades de residencia de las que disfrutan en sus vacaciones en Mallorca. Tampoco es eso, aunque sólo sea por prudencia, convendrá seguir pensando que a las cosas hay que ganárselas y que una vez obtenidas, resulta aconsejable cuidarlas y hasta mimarlas.

Pero, por algo será que los touroperadores alemanes, cuando miran a Mallorca, no tienen reparo en ponerse la mano en el bolsillo. En la feria de Berlín confirman, prácticamente sin excepción, que están muy interesados en adquirir hoteles mallorquines y modernizarlos porque a sus compatriotas les gusta alojarse en establecimientos de al menos cuatro estrellas y que también procuran mejorar frecuencias y oferta complementaria. Digámoslo: los alemanes vendrán a hacer aquí lo que los mallorquines se van a realizar al Caribe o son incapaces de plasmar en una Platja de Palma que pide su reconversión a gritos, por poner solo las comparaciones más llamativas y quizás más escandalosas.

Tal como se avecina la temporada 2013, salvo vuelcos imprevistos, el número de turistas alemanes que escojan Mallorca puede superar en 200.000 a los del año pasado, lo cual vendría a suponer que, por segunda vez en la historia, se sobrepasarían los 4 millones de clientes de esta nacionalidad. En estos momentos, las reservas se han se han incrementado en un 10%, si bien se estima que el cómputo final quedará en un 5%. La competencia mediterránea, a pesar de ser real y feroz, no logra arañar al mercado balear. Turquía, Grecia y Egipto crecen dentro de la demanda alemana, pero su ascenso no causa merma al atractivo mallorquín. TUI, el principal operador, ha incrementado sus ventas hacia la isla en un 8%. Es el doble de lo ocurrido con el resto de destinos.

Alltours dice que tiene 150 millones reservados para invertir en Mallorca. Busca hoteles para comprar y lo mismo hacen, en una proporción que no han querido desvelar, Rove y Thomas Cook. Están convencidos de que apuestan sobre seguro. Esto les indican las tendencias de su propia mercado. Otra vez, la salvación, llega con pasaporte germano. Ahora sólo cabe que la isla despliegue una hospitalidad capaz de regenerar la economía y que se respete la demanda laboral sin imponer restricciones excesivas.