La secuencia de formación de una guerra debe de estar estudiada por los polemólogos, pero se conoce poco. La mayoría empieza con una acción limitada, que luego se generaliza, y más tarde todos los países de la zona toman posiciones y se implican por acción o por omisión, a la medida de su propio interés. Las guerras tienen siempre en su centro algo con fuerte valor económico, como hoy sucede con el petróleo o la droga, mezclados con el combustible de la religión. A esto se añade el eterno interés de los fabricantes de armas. En el Sáhara se ha iniciado un conflicto con todos los ingredientes para acabar en una guerra en forma, pues hay por medio religión, petróleo e intereses coloniales. A veces una guerra es necesaria, pero resulta difícil separar el trigo del interés legítimo de la paja de los intereses colaterales, que suelen acabar prevaleciendo y refulgiendo como el oro que son.