En noviembre de 1976, la clase política franquista firmó su propia sentencia de muerte cuando aprobó la Ley de Reforma Política de Adolfo Suárez. Yo recuerdo haber vivido aquellos hechos, pero era muy joven entonces y no les di importancia. Ahora me pregunto cómo fue posible que aquello ocurriera. De hecho, los procuradores franquistas podrían haber impedido la transición democrática al negarse a aprobar la ley que proponía Adolfo Suárez. Pero hicieron justo lo contrario: votaron su propia extinción, un hecho tan insólito como que un alto funcionario de una empresa pública vote su propio despido, y sin tener una oferta mejor en otro sitio.

¿Por qué lo hicieron? Tengo una teoría: aquellos hombres eran muy brutos y en algunos casos habían sido incluso criminales „o al menos habían aprobado sin ningún escrúpulo los crímenes del franquismo„, pero eran personas leales y tenían un alto sentido de la decencia personal. Puede que muchos fueran unas malas bestias, pero también eran personas con un alto sentido del ridículo. Y si algunos habían sido criminales, en ningún caso eran pobres diablos. Como viejos pistoleros del Oeste cuando llegan los primeros automóviles y cambian por completo las condiciones de vida „pienso en los personajes de Sam Peckinpah„, aquellos procuradores franquistas sabían que su tiempo había pasado y que ya no tenían nada que hacer. Por eso supieron aceptar su destino y votaron su propia desaparición de la escena. Todos habían entrado en escena de la peor manera posible, pero supieron alejarse con la grandeza crepuscular de un Randolph Scott o un Joel McCrea en Duelo en la Alta Sierra, cuando los dos sabían que se había terminado la época dorada de los pistoleros y había llegado la época de los hombres de negocios.

La clase política actual es justo lo contrario de aquellas cortes franquistas. En vez de viejos pistoleros, aquí tenemos a los representantes de los hombres de negocios. Los franquistas eran muy capaces de matar, y de hecho algunos lo habían hecho, pero también eran capaces de enfrentarse sin miedo a la muerte, o si no era así, al menos eran capaces de aceptar que les había llegado la hora de retirarse. En cambio, la clase política actual está compuesta por personas sin ninguna grandeza personal y sin sentido alguno del ridículo. Hay excepciones, sí, pero en general se trata de gente artera, hipócrita, venal y cobarde. Por supuesto que había mucha gente así entre los franquistas, pero los mismos franquistas de pura cepa la despreciaban. Ahora no es así, por la sencilla razón de que apenas hay diferencias entre unos y otros. Todos fingen, todos miran hacia otro lado, todos simulan que no saben, todos actúan como si no supieran. Y esta clase política de la democracia, que entró en escena de la forma más honorable posible, saldrá de la escena de la forma más miserable que podamos imaginar, porque hará todo lo posible por aferrarse al poder y para seguir ocupándolo al precio que sea. Y a este paso, seguirá en el poder hasta que sea desalojada por una masa vociferante que no tardará mucho en asaltar el Congreso de los Diputados (y ojalá me equivoque, porque estoy seguro de que las revoluciones no traerán nada bueno).

Pero esto es lo que tenemos, y ahora nos llegan las revelaciones sobre los pagos en dinero negro del extesorero del PP a los antiguos dirigentes del partido. Estos pagos no están todavía probados, pero el problema es que todos los vemos como muy verosímiles, y tal como están las cosas, son un barril de pólvora que hará saltar por los aires al PP. El caso no sería grave si hubiera una alternativa política decente y saneada, pero lo que sabemos sobre los demás partidos no nos puede inspirar ninguna confianza. ¿Hay algo que nos haga pensar que este Luis Bárcenas del PP es muy distinto del Pepiño Blanco del PSOE? ¿Y quién puede pensar que Artur Mas es más decente? ¿Y es Oriol Junqueras de otra pasta moral, cuando milita en una ERC que llegó a tener un conseller que acaparaba toneladas de tabaco de contrabando en su casa? ¿Y es muy distinta la Izquierda Unida que colocaba a sus asesores y amiguetes en inútiles cargos institucionales del País Vasco, según reveló un vídeo sensacional que circula por la red y que por desgracia no es una broma ni un fraude? Nos guste o no, todos esos partidos están hechos para los hombres de negocios y sus tesoreros y sus sobres con dinero negro.