La guerra de Troya, relato constituyente de nuestra civilización, viene de dos cuitas, por así decir, sentimentales: el rapto o huida de casa (?) de Helena, que pone en marcha la expedición de castigo, y la furia incontenible de Aquiles por la muerte de su amante Patroclo, que impide una prematura derrota aquea. Siendo esto así, no puede extrañar que esa parasitación de la guerra por el amor aceche siempre al guerrero. En el "caso Petraeus" no será fácil separar las cosas (aunque debería serlo). ¿Se filtraron informaciones secretas de la CIA, derretidas al calor de la alta temperatura de un lecho?, ¿qué papel jugó el despecho entre dos amantes del general no lo bastante compartimentadas?, ¿sabía algo Obama del asunto? Nada de esto hubiera ocurrido de ser casto Petraeus, pero ¿hubiera sido en tal caso, empeñado en una guerra con sus pasiones, el general equilibrado que la gente admira?