Aquí donde me ven, soy un hombre dispuesto a cumplimentar todo el instrumento, signifique lo que fuere cumplimentar todo el instrumento. No puede ser que tanta gente nade en la confusión y solo unos pocos seamos quienes tratemos de flotar en lo cierto. Hay que adaptarse, queridos amigos, al lenguaje de la neoburricie. Resulta que llega a mi correo profesional una circular de cierta empresa dedicada a la educación pidiéndome que colabore en una encuesta para mejorar la calidad de la enseñanza. No tengo ni idea de cómo una mera encuesta puede mejorar la calidad de la enseñanza, ni tampoco de quién me remite la misiva, pues viene firmada por un enigmático "Ramón Pérez". Pero soy yo muy macho como para negarme a colaborar en la mejora de la calidad de la enseñanza, hágalo una encuesta o hágalo el diablo. "Ramón Pérez" deben de ser varios o no asistió a clase el día en que explicaron las concordancias, pues principia el escrito con un "nos dirigimos". La encuesta versa "sobre percepciones de profesorado de educación sobre aspectos relacionados con el éxito escolar y la calidad de la educación". No entiendo muy bien, la verdad, cuál es el "profesorado de educación", pues todo profesor educa, que para eso le pagan. Y menos aún que la encuesta sea "sobre" lo que se percibe "sobre". Y ni papa me aclaro al leer que se hace "desde la perspectiva de la acción instrumental de las Administraciones Educativas", pues ni sé lo que es hacer las cosas "desde una perspectiva", ni conozco a la señora doña Acción Instrumental. Y ni siquiera alcanzo a descifrar qué significa "con relación al sistema interactivo docente-discente que se da en el aula", pues juro por mi honor que en casi cuarenta años que llevo de enseñanza en las aulas no han puesto el pie en ellas los señores don Sistema Interactivo ni don Docente Discente, con lo cual mal podrían haber dado nada en mis clases.

Pero prosigo la lectura como un campeón. Voy entendiendo que he de entrar en una web en la que me aguarda un cuestionario ("cuyo enlace Web para acceder al mismo y las instrucciones básicas aparecen más abajo": vaya, "Ramón Pérez" también estaba enfermo cuando enseñaron en su escuela el régimen de preposiciones, qué mala salud). Sin embargo, mucho ojo: no debo interrumpir "el proceso de cumplimentado". Como soy muy torpe, me entra cierto canguelo, pues confieso no saber qué coño es un "proceso de cumplimentado". Máxime cuando se me ordena que una vez haya llegado al final deberé "enviar el mismo" (¿qué "mismo"?, ¿el "proceso de cumplimentado"?) "pulsando el enlace ese nombre". La Santina sea conmigo: debo enviar un mismo pulsando un enlace que se llama ese nombre. Empero, nada me detiene cuando de batallar por la calidad de la educación se trata. Van finalizando las instrucciones para llegar al ansiado cuestionario y voy encontrando un "exito", sin tilde, por aquí, varios "items", sin tilde, por allá: me extraña, vive Dios, que una empresa que vive de la educación cometa faltas de ortografía. A ver si va a ser que la Real Academia ha quitado las tildes de las esdrújulas y del plural de "ítem", y yo con estos pelos y esta calva.

Por fin, llega el párrafo de mis amores: se me vuelve a recordar, pues me consideran tonto, ya que los listos son los Ramones Pérez, que debo "cumplimentar todo el instrumento de una sola vez, sin cerrar la página, y hasta haber pulsado "enviar"". Y aquí estoy, tarde otoñal, melancolía en el alma, a punto de "cumplimentar todo el instrumento", a hacerlo de una sola vez, a no cerrar la página "y hasta" haber pulsado "enviar". Vivan las encuestas para la mejora de la calidad de la enseñanza. Vivan los "exitos" y los "items". Vivan por muchos años los cumplimentadores de todo el instrumento. Que los hados les sean propicios en su viaje hacia el total sinsentido y la neoburricie idiomática€ con todos sus instrumentos cumplimentados.