La Encuesta de Población Activa del INE (Instituto Nacional de Estadística) del último trimestre ha fijado en número de parados en España en 5.778.100, más del 25% de la población activa: el paro es el principal problema social y económico de nuestro país.

No hay, ni habrá, milagros. Esta tasa de paro no se corregirá a corto plazo, abocando a una situación de desamparo a muchas personas.

Frente a los que mantienen un trabajo, con más o menos continuidad, aparece un grupo numeroso de personas con pocas posibilidades de trabajar, largos períodos inactivos, escasa formación, reducido apoyo familiar y patrimonial, prácticamente excluidos del sistema económico. Es el sector más duramente golpeado por la crisis, son pobres, no tienen lo que necesitan para vivir.

El INE destaca que uno de cada cinco residentes en España se encuentra "por debajo del umbral del riesgo de pobreza", en el caso de los residentes extranjeros no comunitarios el porcentaje de pobres es del 43%. Este dato se calcula como un porcentaje de los ingresos medios de la población, que para dos adultos y dos niños, en el año 2012, cuantifica en 15.445 euros.

La reforma laboraldel Partido Popular no ha mejorado la situación, sino al contrario. Unión Progreso y Democracia (UPyD) vaticinaba este fracaso, votó en contra en el Congreso de los Diputados, y propuso un único modelo de contrato indefinido, con indemnización creciente en función de la antigüedad, para acabar con la dualidad entre trabajador fijo y contrato temporal.

Defendió la necesidad de una reforma laboral, concitando la oposición de patronal y sindicatos frente a su propuesta. Otro logro poco comentado.

Unión Progreso y Democracia (UPyD) tampoco afirmó que su propuesta fuera a crear empleo inmediatamente, pero trataba de reducir la precariedad laboral, mantener la protección del trabajador y favorecer la productividad a medio plazo.

En esta situación no secundó la huelga del 29 de marzo, sobre todo por la oposición de los convocantes a realizar reforma laboral alguna.

Siete meses después, se convoca otra huelga general, el 14 de noviembre. Hay motivos más que suficientes para la protesta, se van incumpliendo uno a uno todos los compromisos electorales, la situación laboral empeora, los recortes son indiscriminados, se entretienen con cuestiones nacionalistas, los tiempos de decisión se alargan más allá de lo debido. Sin embargo no queda claro que quieren los sindicatos, que mejoras arbitran para salir de esta situación desesperada.

Y este es el problema de la huelga general del día 14 de noviembre, se trata de mostrar, de visualizar el rechazo a las políticas del gobierno, que salvo algún forofo subvencionado, todos criticamos, pero igualmente, no nos ponemos de acuerdo sobre las medidas para combatir el desempleo, para paliar sus consecuencias.

Volver a simplificar la realidad, convirtiendo a los adversarios políticos en malos y armados de bondad pedir que los recortes no nos afecten, no cambiará la situación en la que nos encontramos. Por esto, la iniciativa de un referéndum sobre la política económica es poco seria.

Tampoco es serio que los partidos políticos y cargos electos se pongan en huelga, y quieran hacer una campaña de autoprestigio cediendo los salarios al Banco de Alimentos. Donación que ha sido rechazada, con buen criterio.

La función de los partidos políticos en las instituciones (todos subvencionados con fondos públicos, incluido UPyD) debe ser discutir, proponer y aprobar medidas para salir de la crisis, cada cual en el ámbito de sus competencias. Es inadecuado que una institución política representativa secunde una huelga paralizando su actividad, aunque no siendo serios, a veces, deseáramos una parálisis permanente.