Cada vez son menos las veces en las que una noticia nos reconcilia con la vida. A pesar de todo, esta semana hubo dos. La primera es la de que los desahucios por impago de la hipoteca pasarán a la historia. Ojalá. La segunda es la legalidad del matrimonio homosexual.

Tristemente, el final llegó después de acumular una cantidad ingente de infelicidad. Los ingleses dicen "no pain, no gain", no hay ganancia sin dolor. En los dos casos, el dolor „un inmenso e inhumano dolor„ ha sido necesario para ganar. La victoria se alimentó de sangre. Llegó tarde para dos personas que se suicidaron en Granada y en Baracaldo. Ganaron pero, en el camino, perdieron la vida.

No ha sido diferente el reconocimiento de los derechos de los homosexuales. Muertes y torturas indescriptibles a lo largo de la vergonzosa historia de la inhumanidad. Más cerca en el tiempo y en el espacio, una indecente Ley de Vagos y Maleantes. Universal, la burla y el insulto.

Alejandro Magno, Julio César, Adriano, Miguel Angel, Oscar Wilde, Tchaikowsky, Turing, Almodovar€ Una lista inacabable de grandes hombres que contrastan con los enanos que se rasgan las vestiduras tras la tardía decisión del Tribunal Constitucional.

La legión de sepulcros blanqueados busca argumentos para la injusticia, contra la misma esencia de la humanidad. Porque la discriminación basada en la preferencia sexual es una más entre las sinrazones de los mezquinos para castigar la diferencia.

La menor, pero grande en ridículo, es la gramática. La unión de dos personas del mismo sexo no puede recibir el nombre de matrimonio. ¿Qué quieren? ¿Inventar otro nombre? ¿Dejarían de protestar si en vez de "matrimonio" se llamase "homomonio", por ejemplo? Pamplinas. Los lingüistas saben que cada cien años el diez por ciento de las palabras cambian solas, sin ninguna ayuda. Nadie sabe lo que cualquier palabra de hoy significará dentro de un siglo.

La segunda, también grande en insensatez, afirma que "atenta contra el matrimonio, la base de la sociedad". ¿Se lo creen ellos mismos? Comparemos, por ejemplo, el matrimonio homosexual y el celibato. ¿Cuál es un atentado mayor? ¿Por qué uno es inaceptable y otro no? ¿Qué daño sufre una pareja heterosexual si tiene unos vecinos diferentes? Me lo expliquen, por favor.

La tercera sinrazón es más complicada. Exige pensar, algo difícil, falta costumbre. Ésta sinrazón perdona el emparejamiento, incluso perdona el amor entre dos personas del mismo sexo. Pero utiliza a los hijos como pantalla. "Una pareja homosexual no tiene derecho a adoptar" "Los derechos del menor deben prevalecer".

Primero: cada día es más evidente que la homosexualidad depende de la biología. La diferencia viene determinada por factores parecidos a los que determinan el color de la piel o los ojos y las probabilidades de que un niño prohijado por una pareja homosexual termine siendo también homosexual, son las mismas que si los padres adoptivos fueran heterosexuales. Recuerden: "todos" los homosexuales „noten las comillas„ han nacido dentro de un matrimonio heterosexual.

Más aún. Supongamos que el ejemplo de unos padres homosexuales marcase las preferencias sexuales del adoptado. Supongamos que realmente la mente del pequeño queda "deformada" y pierde sus tendencias "naturales". A pesar de que no hay ninguna evidencia de que tal cosa ocurra, supongámoslo. Imaginemos que alguna vez la mente del niño adoptado por dos personas del mismo sexo se desvía hacia la homosexualidad.

¿Y qué?

¿Será peor persona por haberse "contagiado"? ¿Fue una mala persona Oscar Wilde? ¿Lo fueron Tchaikowsky, o García Lorca, o Alan Turing? Si una persona homosexual sufre alguna consecuencia por ser diferente, sólo es por el trato que recibe de sus conciudadanos. Es probable que pocos padres sean felices el día en que un hijo les confiesa que es diferente. Pero esos padres no sufren por creer que su hijo sea una mala persona, sino porque comprenden que los demás, los "normales", le harán la vida imposible. Con toda probabilidad, el hijo que tanto aman será desgraciado. Esos padres comprenden que el malo no es su hijo. Los malos, los verdaderos malos son los otros, los que hacen un mundo injusto, los que castigan la diferencia. Sorprendentemente, bastantes homosexuales están orgullosos de serlo y, a pesar de todo, consiguen ser felices. Lo que demuestra la grandeza de su espíritu.

Si alguien cree que una pareja homosexual no debería tomar hijos en adopción, también debería prohibir que un matrimonio de dos personas de raza negra tuviera hijos, ya fueran adoptados o naturales, si viviera en un país de dominio blanco. Porque el negro en un país de blancos tiene muchas papeletas para ser desgraciado. Si los derechos del niño obligan a defenderlo contra las tendencias homosexuales de sus padres, también deberían defenderlo contra la posibilidad de ser desgraciado por nacer negro.

O, volviendo las tornas, contra nacer blanco en un país de predominio negro.