Hoy en todos los partidos sobran políticos de profesión y faltan políticos de vocación. Hay que constatar que en todas las formaciones políticas, tanto en España con en Balears, son muchos los que hoy se dedican a la política de forma profesional, siendo ésta actividad su primer y único empleo. Son muchos los que lo han conseguido sin haber experimentado la dureza de buscar un trabajo, de formarse intelectualmente, de preparar unas oposiciones, de crear su propia empresa o de competir en igualdad de condiciones con un compañero suyo para ocupar un cargo público. Hoy desgraciadamente prevalece la recomendación, el vinculo familiar, el ser amigo de€ o simplemente el no molestar a€

Deberíamos aprender, por la experiencia vivida desde que Zapatero asumió la responsabilidad de liderar el PSOE y el Gobierno de España, que no se puede eliminar de un día para otro a toda una generación que, con sus aciertos y errores, ha creado y ha hecho crecer al Partido Popular y que por tanto goza de experiencia y preparación. Tampoco es saludable quemar a la generación más joven, dándoles cargos de responsabilidad, que por razones obvias, necesitan de experiencia y preparación demostrada y contrastada.

Enmendar estos errores está en nuestras manos. Basta con que vuelva a prevalecer el mérito y la capacidad, ya que resulta letal para cualquier formación política que bajo el paraguas de la renovación se aniquile toda una generación de hombres y mujeres que lo han dado todo por y para el Partido. La renovación implica, como nos recuerda Rajoy "equilibrar experiencia y juventud"; quien olvida que toda escalera comienza en el primer peldaño es muy probable que caiga de la misma al no haber advertido los peligros que conlleva subirla. El presidente Rajoy nos descubre el camino: pasó de colocar cartelas electorales a finales de los 70 a concejal, de concejal a diputado provincial, de diputado provincial a presidente de diputación, de presidente de diputación a diputado regional y vicepresidente de Galicia y de ahí a Ministro, Diputado Nacional y Vicepresidente de España. Eso sí, inició su carrera política siendo ya registrador de la propiedad. Y si no recuerdo mal fue el más joven de España.

Debemos interiorizar que un partido que quiere progresar, crecer y mantener sus expectativas electorales no puede llevar una deriva que imposibilite el pensamiento libre de sus militantes, ni pretender yugular la crítica constructiva, ni sustituir la necesaria reflexión por la sumisión y el arrodillamiento. Nuestros males no se curarán con la excusa de negar los problemas, o tapando éstos con el recurso fácil de acusar al compañero de resentido o desestabilizador.

El remedio para recuperar la credibilidad perdida está en un examen a conciencia del camino andado y ver los aciertos, que de haberlos haylos, pero sobretodo de tomar conciencia de los errores. Es con los errores que aprendemos. Basta observar las nefastas consecuencias pagadas por el PSOE por no haberlo hecho en su momento. No hay que temer a la autocrítica, por mucho que nos duela, ni al propósito de enmienda, como virtud teologal, de ser cada día mejores.

Reitero una vez más que hace falta recuperar el rigor en las actuaciones, abandonar las ocurrencias, eliminar las listas de oficialistas y críticos, abordar una profunda reforma de nuestras estructuras internas, poner a los cargos públicos a trabajar por y para el Partido, por y para la sociedad a la que sirven. Debemos hacer de la autoexigencia virtud, comenzando por todos los cargos públicos y, de manera especial, los diputados nacionales, los senadores y diputados regionales por el tiempo libre de que disponen.

En Balears es necesario que el Partido Popular recupere el discurso regionalista, perfectamente compatible con el discurso nacional, basado en una idea coherente de la Nación española sin renunciar al Estado de las Autonomías; éste discurso es del todo incompatible con el discurso oportunista de predicadores de plaza, ya sean éstos los partidarios de la recentralización y eliminación de las autonomías, o bien nacionalistas excluyentes e independentistas. Con Núñez Feijoo tenemos el ejemplo de lo que tiene que ser el PP de España y el PP en cada una de sus regiones.

Se requiere humildad y grandeza, humildad para reconocer nuestra limitaciones, grandeza para someter nuestra aventura y proyecto personal a los intereses generales de la sociedad primero y del Partido después.

Como Plutarco recuerda: "el político ha de saber elegir a sus colaboradores, que deben completar o proporcionarle aquello de lo que él carece o posee en menos medida€" "€en política debemos moderar nuestro deseo de honores, pues es igual de pernicioso que el amor a lo material, sabiendo que el verdadero honor lo tenemos dentro de nosotros, que crece con reflexión en la contemplación de nuestras acciones políticas, y no debe ser considerado como un salario por las mismas, pues el honor mejor y más seguro es el que se distingue por su sencillez€".

En definitiva, es necesario que quien le robó el libro de Plutarco al Presidente Bauzá se lo devuelva cuanto antes. Si así lo hace, el invisible ladrón prestará un gran servicio, primero a nuestro Presidente y después, y es lo más importante, a Balears y a nuestro Partido. Pues lo dicho, recuperemos a Plutarco y abandonemos el manual de Zapatero.