Posibilidades de amortiguar un tanto la pronunciada caída que se venía produciendo hasta ahora. Este es prácticamente el único dato positivo que se puede extraer del balance laboral de Balears al finalizar la campaña turística de 2012, una temporada que, pese al excelente nivel de ocupación hotelera, no ha logrado, ni mucho menos, generar empleo neto, con lo cual también queda claro que el invierno, en cuanto a ocupación, quedará aletargado en las oscuras profundidades del pozo inoperativo. Esto significa que estas islas se aproximan a la deriva de 100.000 parados. La generación de empleo se ha vuelto tan hostil que, a falta de datos positivos, se ponderan los que resultan menos negativos. Por eso el Govern y parte del empresariado isleño resaltan que en octubre sólo se hayan perdido 227 puestos de trabajo con respecto al mismo mes del ejercicio anterior y que el incremento del paro en Balears transcurra ahora a un ritmo inferior al del conjunto de España.

La economía estacional propia de estas islas se queda estática. Al cierre de la temporada turística van a cerrar más hoteles que nunca. De los cinco millones de personas sin trabajo repartidas por todo el territorio nacional, a Balears le corresponden 87.151, es una cifra desconocida hasta ahora a finales de octubre. Con este panorama, de poco sirve constatar que el incremento del paro en el archipiélago ha sido del 0,26% frente a una media estatal del 10,8% porque, entre otras cosas, los 412.690 afiliados actuales a la Seguridad Social también significan la caída más alta de todo el país con un 7,3%. Parece que algo difícil de cuadrar se pierde entre las ranuras de las cifras oficiales y las reales.

Ya no es tanto la hostilidad de la situación actual. Resulta que el panorama que se avecina tampoco es alentador. De cada día parece más evidente que el actual modelo turístico balear está agotado. A lo sumo, se puede confiar en su estancamiento porque no se observan movimientos, ni decididos ni convincentes, para regenerarlo o complementarlo con alternativas sólidas. Ayer, el Govern volvió a revisar las previsiones de crecimiento para situarlo en términos negativos del 1%, una cifra que todavía es optimista con respecto a las aportadas por otras fuentes solventes.

Se denota una clara dificultad por reincorporarse al mundo laboral. Las islas soportan un incremento interanual del paro del 17,1% y el número de personas que llevan más de un año sin conseguir empleo ya supera las cuatro mil. También se observa un claro aumento de quienes carecen de todo tipo de prestación o ayuda económica. Como casi siempre, en todo ello, las mujeres son quienes salen peor paradas porque el desempleo femenino crece a un ritmo considerablemente superior al masculino. Estamos en una situación general en la que se sigue destruyendo empleo. Sólo podemos agarrarnos a la circunstancia de que se hace a un ritmo inferior al estatal, el 1,7% frente al 3,6.

Incluso los empresarios que destacan este hecho se declaran también preocupados por el nuevo parón que puede significar la presión fiscal que ya ha empezado a aplicarse y por la escasa regeneración de hoteles cerrados. Los sindicatos y la oposición política, por su parte, tienen claro que han fracasado las políticas de creación de empleo y piden un cambio radical en este sentido.