Naturalmente, el Govern los presenta como los presupuestos perfectos, los únicos posibles y sensatos en las circunstancias actuales, pero desde el otro lado, desde el punto de vista del ciudadano -no deja de ser un mal presagio que administrador y administrado estén en bandos diferentes- la lectura será, por necesidad, diferente. Porque queda claro que el residente en Balears padecerá y sólo verá pasar los presupuestos que aprobó ayer el Govern para 2013.

Digamos que tanto los votantes naturales como ocasionales del PP tendrán serias dificultades para reconocer las intenciones y aspiraciones que creyeron depositar en las urnas al comprobar de dónde procederán y cómo se gastarán los euros que maneje el Ejecutivo autonómico en el próximo ejercicio. Más impuestos, menos servicios y cumplimientos prácticamente estrictos con la banca. Está es la ruta emprendida.

Son también unos presupuestos adornados de optimismo un poco chirriante con la realidad ambiental palpable en la calle porque mantienen una previsión de crecimiento del 0,3%, cosa muy diferente de lo que ocurre en otras regiones, en expresión de su principal mentor, el vicepresidente Aguiló.

El Govern piensa cuadrar en 2013 un presupuesto de 3.574 millones. Es una disminución del 2,74% con respecto al ejercicio anterior. Dos aspectos llaman poderosamente la atención, la previsión recaudatoria adicional de 135 millones que se antoja muy difícil de cumplir y el hecho de que uno de cada cuatro euros disponibles vaya a amortizaciones y pago de intereses, directamente a la banca. Hay un dato definitivo, tan ilustrativo como decepcionante, sobre la situación inmediata que se avecina: las entidades financieras recibirán más dinero que Educación. Pero el conseller Bosch está contento porque le han recortado poco.

Vivir en este archipiélago será más caro en 2013 sin que ello suponga, que quede claro, mayores o mejores servicios. El residente adquirirá más práctica en pagar a la Administración, le cobrarán, aunque sea de forma indirecta y camuflada hasta por la botella de refresco. El Govern se ha vuelto parcialmente ecológico por mera necesidad recaudatoria. En esta misma línea, la defenestrada ecotasa de otras épocas llega a bordo de los coches de alquiler y las grandes superficies descubrirán que su formato comercial tiene tributo propio. El Govern procura jugar -recaudar- sobre seguro, por eso aplicará un incremento del canon de agua a las familias medias de la isla, las que consuman más de 6 metros cúbicos. El impuesto de patrimonio reaparecerá de forma progresiva y por primera vez pedirá cuentas a quienes dispongan de un millón de euros.

Es un presupuesto que, por los impuestos y otras cuestiones comporta graves riesgos sociales. Todas las consellerias sufren algún tipo de recorte, no habrá excesivos ajustes de personal porque ya están hechos pero, por ejemplo, el Soib vuelve a recibir el efecto de las tijeras. Cuando más parados recibe, el servicio autonómico de empleo se habrá quedado en la mitad de su presupuesto en dos años. Eso si, IB3, si quiere, podrá contarlo con todo lujo de medios porque mantiene sus aportaciones. Pero sus objetivos son otros.