Xavier Vidal-Folch ponía este jueves, en un artículo, el dedo en la llaga de la lucha contra las duplicaciones de competencias que dice mantener el Gobierno del Estado, y a cuyo fin ha creado una compleja comisión que deberá tener concluido su trabajo a mediados del año que viene: la identificación de las disfunciones del Estado de las Autonomías es una cuestión política que debería ser resuelta por consenso de las diferentes administraciones y no por la central en solitario. Si así no se hace, la reforma no será "de" las autonomías" y "de" la Administración Central sino "contra" las autonomías.

El periodista aporta un ejemplo: el reciente "Informe sobre les duplicitats funcionals i organitzatives entre l´Estat y la Generalitat de Catalunya. Problemes competencials y d´eficiència", publicado por el Instituto de Estudios Autonómicos de Cataluña, recoge en sus 323 páginas varios centenares de casos de invasiones competenciales del Estado. Y entre ellas, esta perla: la Constitución no atribuye competencia alguna en materia de Turismo al Estado, sin embargo éste mantiene 5.084 funcionarios y empleados en dicha especialidad (Secretaría de Estado, Instituto de Turismo, Paradores, etc.).

Se adivina, en fin, que no hay verdadera voluntad de estructurar el Estado autonómico equilibradamente, avanzando hacia un reparto federal de competencias y hacia una descentralización real del poder. Así se explica mejor el caso catalán, imposible de resolver sin ciertas dosis de magnanimidad y buena voluntad por parte de todos. También del Estado.