El Gobierno acaba de ser puesto en evidencia por el FMI: los Presupuestos para 2013, que parten de considerar que la recesión será tan sólo del -0,5% en el ejercicio, no son verosímiles puesto que el Fondo, que coincide en esto con la mayoría de los analistas, anuncia una contracción del 1,3% del PIB, lo que hace impensable que se cumplan las previsiones de ingresos fiscales y por lo tanto que se alcance el objetivo de déficit, del 4,5% del PIB.

Y, sin embargo, el mismo martes, después de conocerse las cifras del FMI, la ministra de Empleo, Fátima Báñez, anunciaba con desparpajo que probablemente a finales de 2013 se comenzará a crear empleo en España. Nadie en su sano juicio puede creer con fundamento que una economía en recesión que está siendo sometida a un durísimo ajuste pueda crear empleo: el paro seguirá subiendo, con el agravante de que, al dilatarse la crisis, cada vez serán más los parados de larga duración que no perciban subsidio alguno. Un drama, en definitiva.

No deberían mentir más estos políticos porque la capacidad de encaje de esta ciudadanía está al límite. Gobiernen, si quieren, con mala conciencia y sin alardes pero dejen de jugar con la credulidad de la gente si no quieren que arrecie la ira y que muchos pasen desde la melancolía a la exasperación.