Según una reciente encuesta, hoy día los chicos y chicas españoles tienen como modelo social, respectivamente, a deportistas de élite (léase futbolistas) y modelos o actrices. En suma: un bonito envoltorio corporal envuelto en el atractivo del dinero y potenciado por los medios de comunicación de masas. No supone nada nuevo. El paso de los años nos hace conscientes de nuestra identidad (y con ello no siempre nos da una alegría), y la madurez nos enseña a aceptarla, pero el joven aún cree que pareciéndose a otros llegará a ser feliz. Si el peso de la sociedad siempre se hizo sentir sobre la juventud (ay, aquellos manuales destinados al encarrilamiento moral de los adolescentes; aquellos mensajes familiares de "los hombres no lloran" o "el buen paño en el arca se vende"), hoy, que vivimos bajo el feroz influjo de los medios de comunicación, internet y las redes sociales, la presión se ha multiplicado de manera exponencial. Y no sólo para anhelar el cuerpo de Beyoncé o la tristeza de Christiano Ronaldo. El veinteañero detenido hace unos días en Palma goza ahora de unos días de gloria mediática; incluso, tristemente, no es de extrañar que a estas alturas ya exista algún émulo hispano que lo haya elegido como ejemplo.

En la comunidad de Castilla-La Mancha han descubierto la cuadratura del círculo. Decididos a hacer economías, y como los sueldos de los diputados autonómicos necesitan una partida presupuestaria, se han lanzado a cortar por lo sano. Y lo primero que han cortado es la representatividad parlamentaria. Por lo visto, en adelante sólo podrá ser diputado autonómico quien tenga una fortuna familiar... o quien sea un profesional de la política que reciba ingresos por otros cargos. Más de una vez he oído a compatriotas afirmar que la cosa pública estaría más segura en manos de quien tenga el riñón bien forrado; "al menos ése", arguyen, "no se metería en política por dinero". Impecable lógica si no la desmintiese una infalible debilidad humana: en cuestión de dinero y de poder, nunca se posee suficiente, y el que tiene mucho quiere tener mucho más. Ante nosotros se abre un futuro muy interesante. Como fuente de ahorro en esta misma línea propongo una humilde medida complementaria: que sólo voten los varones que acrediten una renta saneada. Ah, y ya puestos, que se fiche a Cánovas del Castillo como presidente del Gobierno para completar el cuadro.

La frase "calladita estás más mona" la hemos oído muchas generaciones de mujeres. El premio a nuestro silencio era la aceptación; ya se sabe que el único valor de una mujer, hasta hace muy poco, era su capacidad decorativa. Pues bien, me ha recordado la frase la emotiva felicitación del señor Rajoy a esa mayoría que se queda en casa, calladita y humillando la cerviz, mientras le ponen pares de banderillas al recorte con mayor o menor destreza. Y digo yo, ¿cuál será su premio?