Opinión | A pie de calle

Joan Huguet

Don Manuel y la reforma del Senado

Éste es el primero de una serie de artículos que iré publicando en las próximas semanas, referidos al pensamiento de don Manuel, en temas tan importantes como la reforma del Senado, la reforma de la Ley Electoral, la Administración única, el papel de España en Europa y la España de las autonomías.

Tal como nos recuerda Pilar Cernuda, cuando don Manuel Fraga dejó Galicia y tomó posesión del escaño como senador del reino, en la plaza de la Marina le esperaba Pío García Escudero. Eran las ocho y media de la mañana cuando Fraga bajó del coche y en mirada atenta y vigilante observaba como descargaban del mismo una cantidad ingente de papeles, ante la sorpresa del actual presidente del Senado. Nos dice Pilar Cernuda que Fraga, haciendo gala de su carácter y temperamento, dijo: "Aquí traigo escrita la reforma del Senado".

Personalmente he tenido la oportunidad de debatir con don Manuel los pormenores de la posible reforma del Senado y ser testigo de excepción, una vez más, que Fraga tenía claro que había llegado la hora, desde la aprobación de nuestra Constitución, de acometer, de una vez por todas, una reforma profunda que diera sentido y contenido a lo que prescribe nuestra Constitución; ser una auténtica cámara de representación territorial.

Juntos repasamos el dictamen que a tal efecto elaboró el Consejo de Estado a petición del anterior Gobierno, y que desgraciadamente se quedó en el olvido, sin que el Gobierno presentara propuesta alguna, ni los grupos parlamentarios nos pusiéramos de acuerdo para afrontar la reforma. Juntos estudiamos y repasamos las distintas funciones que tienen los senados en los diferentes países del área occidental, y con especial atención a la Cámara Alta del Bundestag, en Alemania. Don Manuel siempre me decía que nuestro modelo territorial se asemeja al modelo territorial de Alemania, "poco importa que aquí lo llamemos Estado de las autonomías, y en Alemania Estado federal, pues las funciones y competencias de las autonomías en España son similares a las funciones y competencias de los länder de Alemania, y tú Huguet lo has reflejado con claridad en tu conferencia titulada ´La España federal del siglo XXI´".

Pues bien, estoy convencido de que Fraga se hubiera alegrado de poder asistir al pleno celebrado el martes de la semana pasada, el día 24, en que se debatió la reforma del reglamento, por cierto consensuada por todos los grupos políticos, y escuchar las intervenciones de los distintos portavoces de los grupos parlamentarios. Conociendo a Fraga, seguro que hubiera exclamado de manera entusiasta "¡A ver si esta vez es verdad, y no nos quedamos con pura palabrería!". Creo oportuno referirme a estas intervenciones.

Antolín Sanz, que actuó como portavoz del Grupo Popular, manifestó que era necesario "renovar la vitalidad del Senado para que sea la sede de la cooperación entre las distintas administraciones y el lugar de encuentro eficaz entre la política y la sociedad". Miguel Camacho, que actuó como portavoz del Grupo Socialista, manifestó que "es fundamental la reforma de la Cámara", y que su grupo presentaría una interpelación al Gobierno así como una moción sobre el futuro de la Cámara Alta. Bienvenida sea la transformación del Grupo Socialista, pues en ocho años, estando en el Gobierno, no presentaron ni una sola iniciativa de reforma. Jordi Vilajoana (CIU), Iñaki Anasagasti (PNV) y José Montilla coincidieron en que es necesario iniciar las negociaciones para acometer las reformas del Senado, y poner en marcha dicha reforma que ha calificado de imprescindible.

Así las cosas, es oportuno recordar que Manuel Fraga, en sesión celebrada el día 27 de marzo de 2007 en la Academia de Ciencias Políticas y Morales, pronunció una brillante conferencia titulada "La reforma del Senado". Esta conferencia es la síntesis de todas y cada una de las aportaciones que Fraga ha venido haciendo, desde la perspectiva intelectual, jurídica, académica y política, a lo que debe ser y representar el Senado en el ámbito de la estructura institucional del Estado. Fraga nos recuerda, en esta conferencia, las discusiones habidas en el seno de la comisión constitucional y la ponencia que redactó la constitución del 78 en relación al Senado. Nos recuerda que la configuración del poder legislativo, cuando hay dos cámaras, la Cámara Alta y la Cámara Baja, debe delimitar funciones y competencias, y evitar el predominio de una sobre otra, si bien en algunos campos, en caso de discrepancia y conflicto entre ambas, deberá arbitrarse un sistema de resolución del conflicto, no por la imposición del voto sino por la negociación y el acuerdo.

Sería demasiado prolijo desarrollar aquí más de mil quinientas páginas escritas sobre la reforma del Senado, pero sí creo oportuno extraer de todas ellas una serie de conclusiones compartidas con don Manuel:

Primero, el Senado como cámara de representación territorial, debe representar a los territorios, y a tal efecto debe modificarse su composición, la forma de elección de los senadores, y la participación directa, como senadores, de los presidentes de las comunidades autónomas electos y de las ciudades autónomas, tal como ocurre en Alemania.

Segundo, el Senado debería ser la cámara en la que se discutieran y aprobaran las posibles reformas de los estatutos de autonomía.

Tercero, en el Senado se debería iniciar y aprobar la discusión del sistema de financiación de las comunidades autónomas, en base a la propuesta elevada por el consejo de Política Económica y Fiscal, dependiente del ministerio de Hacienda.

Cuarto, en el Senado se debería iniciar y concluir el trámite de la aprobación de la Ley de Financiación de las Haciendas Locales.

Quinto, en el Senado se debería discutir y aprobar el Fondo de Cooperación Interterritorial, para incorporarlo después a los presupuestos generales del Estado….

Esto son solo cinco apuntes, cinco propuestas, pero necesarias e imprescindibles para que el Senado deje de ser una cámara de segunda lectura de lo que hace el Congreso de los Diputados y de doble control al ejecutivo de turno. Éste era el pensamiento de don Manuel, que comparto de la A a la Z. Esperemos que el Senado esté a la altura de las circunstancias y emprenda, de una vez por todas, su reforma.

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