Opinión

Antonio Tarabini

Deberían ser posibles los pactos en época de crisis

Nuestro president se ha reunido con los partidos de la oposición para estudiar la posibilidad de llegar a acuerdos en temas básicos que afectan a los ciudadanos, especialmente en estos momentos de crisis profunda: Ley de Turismo, reactivación económica y del empleo, pacto por la Educación... (no incluyó la polémica reforma de la Ley de Función Pública). Parece que el Govern que preside Bauzá comienza a comprender que su legítima mayoría absoluta en las principales instituciones, no equivale a tener automáticamente mayoría social en todas y cada una de sus iniciativas y decisiones. La gobernanza, el buen gobierno, supone la participación del Govern, de la oposición y de la sociedad civil. Cada cual con sus propias funciones y obligaciones. El rodillo no suele ser eficaz, pudiendo llegar a cabrear a los suyos, en nuestro caso los votantes del PP.

El actual texto de la Ley de Turismo, en fase de estudio de las alegaciones, tiene defectos de fondo que no se limitan a la "invasión" de competencias de los consells y ayuntamientos. Basta ver quienes han presentado alegaciones y sus contenidos. Incluso en el sector turístico ha provocado críticas, especialmente (aunque no sólo) en el amplio abanico de la oferta complementaria. Además, el territorio, nuestro principal activo turístico (véase el último número de Quaderns Gadeso), puede verse afectado gravemente por determinados artículos de la actual ley (recuérdese que somos la única comunidad sin ley del suelo propia). Probablemente deberían retirar este anteproyecto (corregir es de sabios) para conseguir no sólo un consenso político, sino también social.

Otro tema, no menos importante: ¿cómo reactivar nuestra actividad económica, condición sine qua non para la creación de empleo? Comienza a ser doctrina común, incluso entre los populares, que sólo el recorte del gasto público (aunque sea necesario su control) no reactiva la economía ni el empleo. Bueno es que hagan un frente común para exigir que el gobierno central que preside Rajoy nos pague los 400 millones de euros que nos debe en inversiones estatutarias, que con una adecuada aplicación podría implicar una cierta reactivación.

Donde se percibe, quizás, una cierta posibilidad de acuerdo es en educación, en parte debido al talante del conseller Rafel Bosch. Continuamos con índices insoportables de fracaso escolar; y miles de ciudadanos de Balears, concretamente 4.897, con niveles altos de formación y capacitación, que han emigrado a otros países. El pacto, político y social, es necesario y urgente, considerando que la educación, además de la trasferencia de conocimientos, supone la creación de actitudes, hábitos y valores cívicos. Y todo esto resulta imposible sin implicar a toda la comunidad educativa (¡incluidas las familias!). Pienso dedicar un artículo específico al tema.

Por último, la reforma de ley de función pública no es objeto de posible acuerdo. Se trata de convertir el catalán que hablamos aquí de "requisito" a "mérito" para acceder al empleo público. Dicha modificación implica la consiguiente modificación de la Ley de Normalización y de otras normativas subsiguientes. Tengo la impresión de que el gobierno de Bauzá se ha metido en un charco que también salpica a sus propias huestes. La Ley de Normalización Lingüística se aprobó por unanimidad en 1986 y desarrolla el principio estatutario (artículo 4) que tanto el castellano como el catalán son idiomas oficiales, pero que nuestra lengua propia es el catalán hablado en nuestra comunidad. Hasta hoy tal ley ha funcionado con toda normalidad. ¿Por qué ahora remover el gallinero? Según el conseller Simón Gornés, es para cumplir un compromiso electoral que sus votantes consideran irrenunciable. Hay síntomas evidentes de malestar, incluso entre militantes populares (relevantes y no tan relevantes). Veremos como concluye el pim pam pum. En cualquier caso, recuerdo que los populares hicieron la promesa electoral de no subir los impuestos y la primera medida tomada por Rajoy ha sido la subida del IRPF, que ya nos afecta en las nóminas de enero.

Pactos de gobernabilidad en época de crisis, ¿será verdad tanta dicha? Confiemos en el buen fario del recién inaugurado año nuevo chino, el año del buen dragón.

Tracking Pixel Contents