Opinión
Jose Jaume
Alcalde Pastor, una ruptura anunciada
El alcalde de Manacor ha consumado la ruptura con el presidente Bauzá. No hay que sorprenderse. Antoni Pastor no ha sido capaz de digerir la secuencia de decisiones tomadas por Bauzá, al cerrarle, una a una, las vías que creía poder transitar hacia un mayor poder institucional, ya fuese nuevamente en la portavocía del Grupo Popular en el Parlament o lo que de verdad ambicionaba: la presidencia del Consell de Mallorca. Pastor se ha convertido en un díscolo a la fuerza. No era su intención. Lo es, porque no se colman sus aspiraciones, a las que tal vez legítimamente podía aspirar, aunque ningún partido político tiene establecido que sus afiliados deban desempeñar cargos por ser quien son. El alcalde de Manacor creyó que al respaldar a Bauzá en el congreso que lo llevó a la presidencia del partido obtenía las credenciales para ser el candidato a presidir el Consell. Se equivocó, porque la institución insular recayó en María Salom, con un propósito muy definido y para el que seguramente Pastor no ha sido nunca la persona adecuada: situarla en el campo de fuerza del Govern, hacer del Consell un elemento plenamente subsidiario del Ejecutivo y no una institución con peso específico propio, que era el objetivo reiteradamente perseguido por el alcalde de Manacor. Después, se hubiera conformado con desempeñar el citado cargo que ocupó en la pasada legislatura: portavoz del Grupo Popular en la cámara. Tampoco. El presidente del PP balear estimó que siendo alcalde de Manacor, la tercera ciudad en población de Mallorca, tenía suficiente. El resultado ha sido el que cabía esperar de la indisimulada ambición de Pastor.
Al considerarse agraviado ha utilizado el asunto de la lengua como podría haber echado mano de cualquier otro que le posibilitara evidenciar su enfado, manifestar su abierta disidencia. Lo que Pastor no podía hacer era quedar quieto, observar cómo su figura se va diluyendo progresivamente y no reaccionar ante el hecho de que José Ramón Bauzá está moldeando al PP balear para convertirlo en un partido con una estructura, tanto interna como de sus perfiles ideológicos, diferente a lo que ha sido en las últimas décadas. No ha podido aceptarlo por una fundamental razón: no está en elnúcleo donde se toman las decisiones. De haberse aposentado en él, la disidencia no habría aflorado.
Al final, el alcalde de Manacor ha optado por dar por concluido el juego, plantear el abierto desafío que la dirección del PP no puede dejar pasar como si nada hubiera ocurrido. Pastor lo ha sabido siempre, conoce que de llegar a donde ha arribado, ya no cabe la marcha atrás. Sabe que un alcalde del PP no puede enfrentarse frontal y abiertamente a una propuesta programática, a una iniciativa que ha sido incorporada al programa electoral. No puede anunciar que se planta y, además, solicitar el apoyo de los partidos de la oposición en el Ayuntamiento de Manacor, que se lo han prestado entusiasmados ante la perspectiva de infligir daño al PP e iniciar su debilitamiento. Es exactamente lo que Pastor ha propiciado, por mucho que niegue que era su propósito. Pactar con la oposición en contra de una iniciativa del Ejecutivo del presidente Bauzá es, se mire como se mire, un ataque directo contra éste. Tiene un precio que sin duda el díscolo alcalde está dispuesto a Pagar.
Probablemente, Pastor ha llegado a la situación actual pensando en la Lliga creada por Font, su excompañero de partido, que también en su momento vio cercenadas sus aspiraciones de acceder a la candidatura a la presidencia del Consell de Mallorca. Nadie dirá que no se lo esperaba cuando Antoni Pastor anuncie que ha decidido dejar el PP para incorporarse al partido regionalista que el exalcalde de sa Pobla intenta armar con la dificultad de haberse quedado fuera del Parlament y no haber concurrido a las elecciones generales, con lo que su visibilidad es de momento más bien reducida. Pastor, ya sabe que no tiene futuro en el PP. Se ha encargado de cegarlo a conciencia. Unir su destino político al de Font parece lo más coherente para un hombre que, al fin y al cabo, se ha visto obligado a manifestar su disidencia blandiendo el argumento del supuesto ataque a la lengua promovido por Bauzá.
La Lliga, se aparece como el lugar natural en el que Pastor puede recalar. Sin duda será bienvenido. Font está necesitado de alguien como el alcalde de Manacor, con quien, no lo olvidemos, ya tuvo sus devaneos antes de que éste decidiera seguir en el PP cuando fue situado en lugares destacados en la candidatura popular al Parlament en las elecciones autonómicas. Después no hubo más premios. Cómo hará para desembarcar en la Lliga está por ver. Es el alcalde de Manacor con mayoría absoluta. Lo es al haber encabezado la candidatura del PP. No veo a Pastor organizando una operación de transfuguismo. Su imagen quedaría irremediablemente averiada.
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