El asunto podría dar para un jugoso serial televisivo que sin duda conseguiría el favor de los estudiantes al ver a sus profesores en unos apuros que, por otro lado, repercuten directamente sobre ellos mismos. Pero, como la cuestión, aparte de las incomodidades que provoca, es más trascendente de lo que aparenta, nos la tomaremos en serio, evitando restringirla al ámbito de la anécdota o la diversión.

El mantenimiento y dotación de medios materiales para la subsistencia diaria de los centros de enseñanza Secundaria de Balears, por parte de la Administración, es de estricto suspenso. Sin atenuantes. Lo es tanto que la asociación de directores de instituto ha acabado emitiendo una nota pública denunciando la precariedad de la situación y, lo que a fin de cuentas es más importante, como la insensibilidad o la pasividad del Govern, –por mucho que se intente aparentar lo contrario, porque no todo puede achacarse a los recortes– acabará mermando y dejando huella sobre la calidad del actual sistema educativo. De no cambiar las cosas, seguro que afectará, aunque sea de forma involuntaria, a la dedicación docente del profesorado y mermará sus relaciones profesionales. De lo uno puede venir lo otro. La preocupación, aún más cuando en tiempos de crisis la Educación requiere mayores medios y dedicación, está justificada. Sin alarmismo. Pero sí desde la observación desapasionada.

En noviembre el Govern ya debería haber abonado las asignaciones de todo el año. Sólo ha pagado hasta junio y además, como es sabido, lo ha hecho con retraso. La consecuencia directa de todo ello es suficientemente ilustrativa. Hay institutos que, por no poder afrontar el gasto de la luz, se han visto obligados a aflojar y dejar sin encendido la mitad de sus fluorescentes. Al fin se ha podido comprar gasóleo pero éste no da para todo el curso. La solución ha sido limitar el uso de calefacción a las horas punta de mayor frío. Como hay gastos y proveedores que apremian, no ha quedado más remedio que desviar partidas económicas de los laboratorios a los apartados de mantenimiento. Cuentan que el otro día, con las lluvias, a una directora no le quedó más remedio que apremiar a parte del claustro de profesores para que le ayudaran a achicar el agua dado que los recortes también afectan al personal de limpieza y mantenimiento. Tensión asegurada porque un docente, aunque no se le caigan los anillos entre cubos y fregonas, no está para esto y lo que es más importante, mientras friega no enseña.

¿Tercermundista? No. Ocurre entrado el siglo XXI en la Mallorca de alta renta per capita y después de una temporada en que los hoteles han llenado habitaciones y balances de beneficios. El Govern ha firmado una primera línea de crédito para atender los pagos que considera más inmediatos. No consta que entre ellos figuren los vinculados a la enseñanza. Los directores de instituto reivindican que por lo menos se reserve una pequeña porción para ellos. Para que nos hagamos una idea de los conceptos de productividad y prioridad que imperan por estos lares. El Govern debe convencer con actos en vez de declaraciones de intenciones que la realidad se encarga de diluir.