La Academia Sueca ha otorgado el Nobel a Tranströmer por proponer «una nueva vía de acceso a lo real». ¿Se puede discrepar? A lo real nunca se llega a través de la poesía, lo real es aquello que la poesía niega (incluso la realista, pero mucho más aún, claro, Tranströmer). Lo real es un convenio acerca de lo que es real y, por tanto, un valor entendido, que la poesía transgrede, infringe. Tampoco es la poesía vía de acceso, sino de escape, una fuga al exterior de lo ya dado, y, como toda verdadera fuga, sin saber adónde: lo importante es irse. La poesía nombra, pero es innombrable, no admite definición, sólo acercamiento. Un fulgor en el borde de las cosas (de lo real, pues), algo que exudan las palabras, cansadas de frotarse utilitaria e inútilmente unas con otras. Un humor. El ruido que dejan en el aire las cabezas tras golpear una y otra vez contra el cristal de la pecera.