Aunque se trate de realidades muy distintas la necesidad de los psicólogos de diagnosticar y pronosticar coincide con la de los analistas políticos y económicos en cuestiones de metodología de las herramientas del conocimiento. La crisis actual del sistema económico, tanto a nivel local como nacional e internacional plantea interesantes problemas para el individuo, que debe situarse frente a ella y se aboque a su comprensión y a la predicción de su evolución.

Psicólogos, analistas políticos, y economistas enfrentan problemas comunes entre sí y con otros campos del conocimiento. Por un lado, el estudio de todos los fenómenos humanos involucran los mismos procesos cognitivos. Por el otro todas las disciplinas coinciden en que estudian procesos con historia. Ya sea examinando e interviniendo en los problemas emocionales de una persona o intentando hacerlo a nivel de toda una sociedad, solo conocemos el pasado y debemos extraer de él la comprensión del presente y predecir su evolución futura. Esto se puede hacer inteligentemente extrayendo lecciones generalizables del pasado, o mecánicamente con ingenua confianza en un quimérico mundo cíclico y repetitivo con el peligro de fracasar brutalmente.

Por ejemplo, ya hace unos años que se habla de "esta crisis" y su duración como si fuera un resfriado del enfermo que hará un ciclo. La gente de a pie dice "ahora no es momento de vender pues hay que esperar a que se recupere el mercado". El curso temporal de media docena de recesiones (períodos donde el crecimiento de ciertos índices econométricos como el producto bruto se interrumpió) es comparado gráficamente en la suposición de que si el crecimiento siempre retornó, lo hará nuevamente. "Siempre que llovió paró" dice la sabiduría popular y es verdad, pero eso no nos sirve para controlar y predecir la precipitación pluvial. Los analistas económicos discuten si la recuperación será en 1, 2 o 10 años.

"…En el segundo semestre del año que viene habrá crecimiento", dice ZP; la CEOE lo alarga hasta 2010 y un profesor de Economía suma siete años más…". El País, Isabel Ordoñez.

"…Según las ETT. El paro de larga duración no se reducirá hasta el 2021…". Diario de Mallorca, 10/02/2011.

También respecto a las causas, se achaca a la corrupción, al despilfarro o a la especulación. Pero estas afirmaciones niegan el hecho de que esos fenómenos son endémicos y algo ha hecho que en este momento produzcan efectos de una magnitud desconocida. Ese algo es lo nuevo. No es mi intención desarrollar aquí una alternativa eficaz a la trivialización del pensamiento económico, sino traer a colación la similitud con los problemas que enfrentamos los psicólogos clínicos.

La medida de ciclos y la detección de situaciones nuevas para las que no tenemos aún lecciones de la historia, tanto en los procesos psicológicos individuales como en los sociales, dependen de las métricas utilizadas, es decir, de nuestro método de análisis. Así como la evolución del paro y el precio de las propiedades no responden en forma mecánicamente similar a las fluctuaciones del producto bruto, los períodos de crisis emocional, satisfacción sexual, logros profesionales, armonía familiar de un individuo deben interpretarse en términos de sus causas y dinámica propia, utilizando la historia individual para incrementar nuestra comprensión y predicción, pero sin convertirnos en esclavos de la historia. Ni los individuos ni las sociedades lo son, o al menos, no lo deben ser.

Cuando los psicólogos tratamos una crisis de una pareja que lleva años constituida, y vemos que ya ha superado otras, necesitamos saber por qué esta vez se encuentran al borde de la ruptura. Que otras veces se hayan perdonado y reconciliado no nos garantiza que esta vez no haya elementos nuevos que han roto definitivamente el equilibrio más o menos precario con el que han vivido o por el contrario, que esta crisis pueda tener elementos positivos que permitan a la pareja vivir armoniosamente en el futuro.