La prensa alemana recogía, la semana pasada, una interesante información incluso para nosotros. La noticia consistía en que tres lander acudieron al Tribunal Constitucional para denunciar su disconformidad con el modelo de reparto de las cargas fiscales que ha aprobado el Gobierno federal. Se trata de Baden-Wurttemberg, Baviera y Hesse, cuyo producto interior bruto es superior al de otras regiones, en un país de alto nivel económico. Estas comunidades se han cansado de ser los paganos de la fiesta, sostienen que no es correcto que unos vivan a costa de otros, que no conduce a nada subvencionar de forma permanente, que una política de este tipo desincentiva el esfuerzo, el trabajo y el ahorro y que la solidaridad está bien, pero debe tener unos límites.

A mí me parece sugestiva y extrapolable la decisión de aquellos gobiernos regionales alemanes por dos razones, una desde el punto de vista institucional y la otra, por lo que afecta a los contribuyentes. No tiene sentido que una comunidad o algunas comunidades, debido al trabajo de sus ciudadanos, a su iniciativa, o por la decidida voluntad empresarial, obtengan un mayor nivel de renta y que como consecuencia de ello se vean obligadas a aportar una parte sustancial de su esfuerzo a subvencionar a otras comunidades, que trabajan menos, que producen menos y que muchas veces disfrutan de mejores infraestructuras y equipamientos. Cualquiera que haya viajado por España ha podido observar los grandes recursos de los que disfrutan algunas zonas del sur y lo bien que viven sus habitantes mientras en otras partes están "pencando". Las comunidades que viven subvencionadas nunca mejoran. Por cierto, me ha gustado el artículo de Joan Riera que publicó el pasado domingo Diario de Mallorca, "Insultar a los mallorquines es gratis", en el que trata marginal pero acertadamente, también este tema.

Algún día se abrirá este debate en nuestro país. No parece justo que el País Vasco o Navarra tengan un régimen fiscal que les permita preservar su renta y luego contribuir cómodamente a la solidaridad, mientras que nosotros los mallorquines –contribuyentes netos–, debemos hacerlo sin opción alguna, y además nos vemos obligados a pedir ayudas que nunca llegan. O jugamos todos con las mismas cartas o se puede romper la baraja. Alguien se atrevería a pensar que por plantear los lander esta cuestión ante el Tribunal Constitucional Alemania se fuese a romper. ¡Nadie! En España los "beneficiados" seguramente armarían un follón considerable argumentando que la unidad del país entraría en crisis, como si la unidad del Estado se pudiese basar en que unos vivan a costa de otros.

Decía que me parecía interesante la cuestión alemana también desde el punto de vista del ciudadano contribuyente. Es odioso que suban los impuestos directos e indirectos, las tasas, la gasolina, la electricidad, el agua, la recogida de basuras y que quienes administran estos recursos los despilfarren. Administrar con seriedad es siempre necesario y en época de crisis debe de hacerse con más severidad. Si la Administración hiciese sus deberes con rigor no sería necesario expoliar al ciudadano con una carga fiscal asfixiante. He estado recientemente en Macao, Estado autónomo dentro de China. Macao tiene un gobierno que recauda impuestos básicamente de la industria turística, pues bien, administra tan bien los recursos públicos, que obtiene superávit cada año y esto permite –al Gobierno– enviar a cada ciudadano un cheque en concepto de reparto del excedente fiscal. El último año ha recibido cada residente un talón de 6.000 dólares de Hong Kong. A ver si aquí algún día devuelven algo al fatigado ciudadano.