Gracias a Spotify escucho "Darklands", un disco de The Jesus and Mary Chain del año 1987, que tuve en vinilo en su día, pero que luego perdí o no sé muy bien qué pasó con él. Y al mismo tiempo que escucho esta música sombría que habla de las "Tierras Oscuras", recuerdo la conversación que he tenido con un amigo irlandés. Hace diez años le habían ofrecido una fortuna por su casa en el barrio de la Connolly Station, en Dublín, donde en la época de "Ulises" había estado la zona de los burdeles. Pero ahora esa casa no vale nada, y su banco ha quebrado, y mi amigo cree que tendrá que vivir con la ayuda del dinero que le pueda mandar su hija que vive en Nueva York.

Mi amigo ya no es joven. A los quince años se escapó de su casa y se alistó en el ejército inglés, donde no lo pasó del todo mal. A pesar de ser un irlandés de mierda, sus oficiales le cogieron aprecio porque tenía muy buena puntería y llegó a ser el mejor tirador de su regimiento. Luego mi amigo se casó, tuvo hijos, trabajó en la televisión, empezó a pintar, se separó y consiguió abrirse camino en la vida. Cuando cumplió sesenta años me dijo que se sentía muy afortunado por la vida que había tenido. Venía de una familia de trece hermanos con un padre alcohólico y conductor de autobús (los días que conseguía ir al trabajo, que solían ser pocos). Pero él no tenía ningún motivo para quejarse, sino todo lo contrario. A sus hermanos las cosas también les habían salido más o menos bien. Uno incluso se había atrevido a confesar delante de toda su familia que era homosexual y tenía un novio inglés (y el resto de la familia, contra todo pronóstico, se lo había tomado bien). Cuando mi amigo nació, Irlanda era un país pobre que no pintaba nada. Pero cuando cumplió sesenta años, Irlanda era "el tigre celta", el país con el crecimiento económico más alto de Europa. "Ahora somos un país rico, muy rico", me dijo aquel día con orgullo, cuando me explicó que le habían ofrecido una fortuna por su casa cerca de Connolly Station. Sus cuadros, además, se cotizaban muy bien.

¿Y ahora? Pues ahora mi amigo tendrá que confiar en el dinero que le pueda mandar su hija desde Nueva York. "Y luego ya veremos. Y suerte que no vendí la casa. Si la llego a vender, me habría tenido que entrampar para comprar otra, porque todas las casas que tenían el mismo tamaño que la mía valían tres veces más. Si la llego a vender, ahora no tendría ni casa ni dinero para pagarla. Y lo que más me joroba es que tendremos que pagar entre todos las deudas de los cretinos que han hecho quebrar el banco. Y me temo que también vosotros tendréis que pagarlas. Ya ves, en vez de ser un país rico, volvemos a ser la mierda de siempre. El tigre celta resultó ser un gato callejero. Y encima tuerto". Y mientras oigo la voz de mi amigo, suena la melodía de las Tierras Oscuras, las "Darklands" de The Jesus and Mary Chain, un grupo que desapareció en los 90 y del que no se ha vuelto a saber nada, igual que ahora ha desaparecido de golpe la rutilante riqueza irlandesa y el tigre celta se ha disuelto en el aire, o ha sido arrastrado al fondo del mar.

Me temo que tendremos que acostumbrarnos a las Tierras Oscuras, ese lugar en el que "todas las cosas terminan en nada", como decía la canción de los hermanos Reid. Y no sólo los irlandeses. Por bien que nos vayan las cosas, está claro que hay un modelo social que se ha acabado. Europa está muerta. Los jóvenes mejor cualificados emigran. La clase política se dedica a enmascarar como puede que no es capaz de hacer nada. En realidad hemos vivido un prodigioso ejercicio de hipnotismo que ocultaba una larga y confortable hibernación, como la que hacen en invierno las marmotas y los lirones. Y ahora nos hemos despertado, y aunque vemos que las cosas siguen como siempre aquí, -por ejemplo, con la polémica eterna sobre el catalán, como si fuera el único problema grave que tenemos- comprobamos que la clase política sigue empeñada en demostrar que no es capaz de hacer nada con un mínimo de sentido común. Y poco a poco empezamos a intuir que nos hemos convertido en las Tierras del Crepúsculo, las Tierras Oscuras, las tierras donde sólo viven viejos y prejubilados y rentistas y parados, las tierras llenas de edificios nuevos que no se venden ni se han terminado de pagar, las tierras donde los bancos hacen malabarismos financieros que al final tendremos que pagar entre todos. Si tenemos una hija en Nueva York que consiga mandarnos el dinero, claro está.